Los orangutanes son animales que se caracterizan por su capacidad de supervivencia. A pesar de ser una especie hábil para hallar alimentos en tiempos de escasez, el panorama no se ha esclarecido para los ejemplares que habitan en la isla asiática de Borneo. A falta de fruta, los animales literalmente se están muriendo de hambre por la escasez de recursos disponibles en la selva.
Erin R. Vogel, antropóloga del Centro de Estudios para la Evolución Humana de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Rutgers-New Brunswick, condujo una investigación a propósito de la pérdida de masa muscular de los orangutanes en la isla de Borneo. Ubicada al sudeste asiático, el territorio está siendo testigo de las fuertes carencias de recursos que los primates están padeciendo.
A diferencia de otras especies, los orangutanes se caracterizan por pasar la mayor parte de su vida en el suelo. Sin embargo, requieren de fuerza para balancearse entre las lianas y escalar árboles. Así es como se protegen de ciertos depredadores y consiguen comida.
La explotación de los bosques húmedos para la agricultura y la industria está detrás de esta destrucción masiva, que desestima las consecuencias climáticas que la actividad humana está teniendo en esa zona del mundo.
Cuando el organismo se queda sin fuentes de energía, se empieza a consumir a sí mismo. En el caso de los orangutanes de la isla de Borneo, el cuerpo está quemando su propia masa muscular para compensar la falta de alimento que necesitan para vivir. La situación ha captado la atención de la comunidad internacional, y las autoridades locales no han respondido satisfactoriamente.
La Dra. Caitlin A. O’Connell, destaca que la agenda local debería de reforzar la reforestación de manera urgente:
“los planes de conservación deben considerar la disponibilidad de fruta en parches de bosque o corredores que los orangutanes pueden necesitar ocupar a medida que la deforestación continúa en su área de distribución”, explica.
Su declaración no es fortuita: las necesidades nutrimentales de la especie dependen, en gran medida, del abastecimiento frutal que ésta tenga. Como herbívoros, no comen carne ni tienen necesidad de cazar. Sin fruta ni árboles a causa de la destrucción de su hábitat forestal, la especie está sumida en un letargo sin horizonte prometedor, que parece no tocar fondo pronto.