Tres Pm

Publicado en VIDA SALVAJE

Las ratas evitan hacerle daño a otras ratas

Jueves, 19 Marzo 2020 09:12 Escrito por 

Un estudio publicado el 5 de marzo en la revista Current Biology ha revelado que las ratas domésticas muestran empatía hacia sus semejantes, evitando dañar a otras ratas.

En él, se adiestró a las ratas para que empujaran una palanca y consiguieran un sabroso pellet de azúcar. Cuando la palanca proporcionaba una descarga leve a una rata vecina, varias de ellas dejaron de empujarla y la cambiaban por otra.

Ratas con características humanas

Para el primer experimento, Keysers y su equipo adiestraron a 24 ratas de ambos sexos para que empujaran dos palancas diferentes y, de este modo, conseguir alimento, hasta que los animales desarrollaron preferencia por una palanca. Llegados a este punto, los científicos cambiaron el experimento para que cuando una rata empujara su palanca favorita y consiguiera su golosina, una rata vecina sufriera una descarga eléctrica en la pata. Cada vez que nueve de las ratas escuchaban a sus compañeras chillar como protesta, dejaban de empujar la palanca preferida de inmediato y cambiaban a la menos preferida, por medio de la que también conseguían el alimento.

Las ratas del estudio mostraron respuestas diversas al experimento, algo que sorprendió a Keysers. Por ejemplo, algunas dejaban de usar cualquiera de las palancas, una que vez sufrían la primera descarga, aparentemente alteradas, mientras que otras se mostraban indiferentes pasara lo que pasara. Dicha variabilidad "también resulta emocionante, ya que sugiere que podríamos tener similitudes con diferencias individuales en humanos", cuenta.

Como sucede con los humanos, la empatía de las ratas tenía su límite. Cuando se repitió el experimento con una recompensa de tres pellets, las ratas que antes habían cambiado de palancas y evitado hacer daño a sus compañeras, dejaron de hacerlo.

"Me pareció entretenido, pero también tiene un toque de honestidad y verdad", afirma Peggy Mason, neurobióloga de la Universidad de Chicago, que no participó en el estudio.

En la segunda parte del experimento, Keysers y su equipo usaron anestesia para aturdir temporalmente las cortezas del cíngulo anterior de las ratas que habían mostrado aversión a hacer daño. Cuando se repitió el experimento, las ratas aturdidas dejaron de ayudar a sus compañeras.

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