Los australianos presumen, de manera general, del conocimiento sólido que tienen sobre las especies endémicas de su país. Marsupiales, distintos tipos de tarántulas, las serpientes más venenosas del mundo y aves que sólo se han avistado en Australia son parte del conocimiento popular. Sin embargo, una nueva especie de abejas azules sorprendió a todo el país por las tonalidades en las franjas que recubren sus cuerpos.
¿Cómo identificarlas?
Esta especie de abejas azules recibe el nombre de Amegilla cingula. La forma más sencilla de identificarlas es por las bandas turquesa que corren a través de su abdomen. Además, resaltan por la pelusa blanca que tienen en el pecho, así como por sus ojos verdes gigantescos y alas color bronce, como si fueran de celofán.
A diferencia de otras clases de abejas, esta especie se caracteriza por ser solitaria. Alcanzan de 10 a 12 milímetros y es fácil diferenciarlas según su sexo. Los machos cuentan con cinco rayas, mientras que las hembras sólo tienen cuatro. Se sabe, además, que no producen miel.
Es una realidad que cuentan con aguijones, pero no se ha observado que sean insectos agresivos. Por el contrario, se sienten naturalmente atraídas por las plantas locales y tienen una afinidad particular por las flores de tomate.
¿Por qué son especiales?
Las abejas azules reciben su nombre, naturalmente, por la serie de franjas que les atraviesan el abdomen y la parte posterior del cuerpo. Es una especie única en su tipo por la profundidad y brillantez del tono que alcanzan estas franjas. Estos pequeños insectos se pueden ver en toda la extensión del país, menos en Tasmania. Todavía permanecen como seres silvestres y se alimentan de la misma manera que las abejas más convencionales. A pesar de que han poblado el territorio por años, muchos habitantes locales aún se sorprenden por la intensidad del color al descubrir que existen.
Muchas plantas australianas dependen de ellas para polinizarse. Por esta razón, las abejas azules han evolucionado y creado una estrategia para liberar el polen en las flores por medio de vibraciones fuertes en las anteras de las plantas, que corresponden a los órganos sexuales masculinos en los vegetales. Por esto, son un elemento clave para los agricultores australianos, pues ayudan a la reproducción de las especies vegetales de diferentes zonas del país y mantienen el equilibrio ecológico de Australia.