Sucedió en una playa arenosa cerca del Amazonas, en Brasil. Casi por error, un equipo de biólogos decidió colocar un micrófono dentro de un nido de tortugas arrau (Podocnemis expansa), donde las crías aún se encontraban al interior de los huevos.
Para sorpresa de la científica brasileña Camila Ferrara y el resto del grupo, después de un tiempo de registrar el movimiento del nido, se descubrió que los cascarones no estaban en silencio.
Así como lo lees. Resulta que los biólogos lograron documentar las “primeras palabras” de las crías, justo antes de eclosionar. Pese a las dudas de otros colegas, Ferrara regresó a los laboratorios para investigar más a fondo este barullo amazónico.
Y es que a diferencia de los mamíferos, los reptiles no se caracterizan por tener actitudes maternales; al contrario, las hembras de la mayoría de especies de tortugas terminan sus “labores” como madres en la playa, tras desovar en un lugar seguro. Sin embargo, parece ser que este no es el caso de las arrau.
De acuerdo con la bióloga, las tortugas arrau cuentan con un amplio repertorio de murmullos, los cuales son utilizados para comunicarse entre sí.
“Mientras que los embriones emiten chirridos en conjunto, las madres se acercan y responden al llamado de sus bebés. De hecho, sólo así pueden saber si hay depredadores u otras amenazas cerca”, explicó Ferrara en un artículo para The Washington Post.
“Visto de otra manera, estos sonidos funcionan como un mecanismo de supervivencia para llegar sanas y salvas al agua”, agregó.