La mayor parte de las especies observadas de aves siguen un mismo patrón. Para atraer a las hembras, los machos portan plumajes vistosos, que despliegan ante ellas durante sus rituales de cortejo. Sin embargo, en los ejemplares femeninos no se había apreciado el mismo fenómeno…hasta ahora que las colibríes hembras jóvenes decidieron cambiar el panorama. Y es que con el objetivo de defenderse de los ataques de los machos, éstas han desarrollado un mecanismo de defensa que pasó desapercibido para la ciencia contemporánea.
A diferencia de otras especies de aves, ellas también poseen plumas de colores metálicos. Según un reciente estudio por parte de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, esta característica es resultado de una historia natural de agresiones por parte de los ejemplares machos.
Bajo el concepto del dismorfismo sexual, en el que la diferenciación física según el sexo es marcada, se aplicó la misma lógica a todas las especies, sin antes corroborar que sucediera así en la naturaleza.
Los resultados fueron publicados en la revista Current Biology, tres años después de que los esfuerzos de investigación empezaron. Jay Falk, biólogo líder del proyecto, destacó lo siguiente respecto a los hallazgos:
“Esta situación es realmente inusual porque generalmente se encuentra que cuando los machos y las hembras son diferentes, los juveniles se parecen a las hembras adultas, no a los machos adultos, y eso es cierto en casi todos los ámbitos para las aves”.
El hecho de que el recubrimiento característico de los machos también se aprecie en las hembras jóvenes, no tiene que ver con una cuestión reproductiva. Por el contrario, parece ser que de manera natural, las colibríes lo adoptaron para evitar que ellos las ataquen, o les obstaculicen la recolección de néctar.
Esto es particularmente importante durante sus años de desarrollo temprano, en los que necesitan obtener los nutrientes necesarios. Por esta razón, asegura Falk, sólo alrededor del 20% de las colibríes hembras adultas cuentan con plumajes llamativos. Y a a diferencia de los machos, ellas no lo conservan durante toda su vida.