Conocida comúnmente como Estrella Ecuatoriana (aunque su nombre científico es Oreotrochilus Chimborazo), a esta especie, de aproximadamente 14 centímetros de altura, le pertenece el canto más agudo entre las aves, ya que posee una frecuencia fundamental de 13,4 kilohertzios (kHz) y alcanza notas de hasta 16 kHz.
Lo verdaderamente sorprendente de su canto es que las aves en general emiten vocalizaciones que van de 2 a 8 kHz.
Antes de su descubrimiento, los científicos confundieron su canto con el susurro del viento, pero al hallarlo, no hicieron más que maravillarse, pues se trata del contratenor de las aves: un colibrí dueño de un sonido único que habita en los páramos de Ecuador.
“La frecuencia fundamental es importante porque nos muestra la frecuencia a la que vibra la siringe, equivalente a nuestra laringe, que es la que produce el sonido”, explica Fernanda Duque, neurocientífica ecuatoriana de la Universidad Estatal de Georgia.
Para entonar su canto, el colibrí ensancha su cuello y las plumas de su cabeza se mueven formando una combinación de hermosos colores; ambos considerados sus principales atractivos.
“Lo sorprendente de este hallazgo es que es raro escuchar un canto que esté exclusivamente por encima de los diez, y por eso estas vocalizaciones son importantes”, explica Duque.
El colibrí Estrella Ecuatoriana habita en la reserva natural Chakana, en las faldas del volcán ecuatoriano Antisana, a 50 km al sureste de Quito, y es el único colibrí que puede sobrevivir a más de 5 200 metros de altura sobre el nivel del mar.