“El guano de los pingüinos produce niveles significativamente elevados de óxido de nitrógeno en torno a sus colonias”, indicó uno de los responsables del estudio, Bo Elberling, profesor de geociencias en la Universidad de Copenhague.
Este gas hilarante de efecto invernadero tiene un efecto euforizante que, incluso, dejó un poco “lelos” a los investigadores, declaró la universidad danesa en un comunicado.
“Las emisiones máximas son unas 100 veces más elevadas que las de un campo danés recién fertilizado. Es realmente intenso, sobre todo porque el óxido de nitrógeno es 300 veces más contaminante que el CO2”, explicó el investigador.
Esta alta proporción se explica por la alimentación de los pingüinos, que comen principalmente peces y kril, contenedores de altos índices de nitrógeno. Tras la ingestión y digestión, el nitrógeno se va al excremento del pingüino y, al mezclarse con bacterias en el suelo, la sustancia se convierte en óxido de nitrógeno.
“Las emisiones de óxido de nitrógeno, en este caso, no son suficientes como para ejercer un impacto global sobre la Tierra". Sin embargo, “nuestras conclusiones contribuyen a nuevos conocimientos sobre la manera en que las colonias de pingüinos afectan al medio ambiente”, concluyó Elberling.