En Estados Unidos no la están pasando nada bien, con el nuevo coronavirus (se estima que fallecen 17 personas por cada 100.000 habitantes debido al COVID-19; y el país ya suma poco más de 55,000 muertos). Ahora, parece que la cosa se complicará a niveles de ecosistema, pues, según un reporte de The New York Times, el avispón asiático gigante acaba de arribar al país.
El avispón asiático gigante (Vespa Mandarina) es una especie que puede crecer hasta 5 centímetros y extender sus alas en 7.5 cm. Es corpulenta y su veneno es capaz de disolver los tejidos. Por si fuera poco, se trata de una especie agresiva, y a diferencia de los abejorros, no soporta estar en cautiverio. Además, tiene unas potentes mandíbulas en forma de aletas de tiburón, armaduras protectoras y uñas tarsales para sujetar a su víctima.
El potente veneno de su aguijón, lo suficientemente largo como para perforar un traje de apicultura, crea una combinación insoportable que las víctimas han comparado con metal caliente penetrando la piel. Los avispones asiáticos gigantes pueden volar hasta 32 kilómetros por hora.
De acuerdo con el NYT, la llegada de estos avispones a Estados Unidos es particularmente preocupante, no sólo porque sus picaduras duelen como el infierno y son aterradores de ver, sino por su impacto potencial en la población estadounidense de abejas melíferas, la cual, de por sí, ya se encuentra en declive.
Los entomólogos se han embarcado en una búsqueda a gran escala de estos avispones, preocupados porque los invasores puedan diezmar las poblaciones de abejas en Estados Unidos y establecer una presencia tan profunda que se pierda toda esperanza de erradicación.