A cinco horas de la Ciudad de México, dentro de la Reserva de la Biosfera de Tehuacán Cuicatlán (RBTC), justo en la frontera entre los estados de Puebla y Oaxaca, se encuentra el Cañón del Sabino, que se caracteriza por la presencia de especies de aves como la Tángara aliamarillo (Thraupis abbas), el bolsero dorso rayado (Icterus pustulatus) y la matraca de las balsas (Campylorhynchus jocosus).
Un lugar privilegiado
México es un país con más de 1,070 especies de aves, de las cuales 106 son endémicas, lo que lo ubica en el cuarto lugar a nivel mundial en este rubro. Solamente el estado de Oaxaca tiene 75% de la avifauna nacional, con 68 de las especies endémicas del país, y dos endémicas del estado.
En este mosaico de formas y colores, existe un grupo bien conocido: los loros (Psittacidae). En México, estos son representados por 28 especies, casi 90% bajo alguna categoría de protección y, recientemente, totalmente protegidos del comercio en el país.
Existen dos en particular que, por su tamaño, habilidad y colores, son los preferidos de muchos: las guacamayas. En México habitan la guacamaya verde (Ara militaris) y la roja (Ara macao) en zonas tropicales.
La guacamaya roja tiene su hábitat en los estados de Chiapas y Oaxaca, sin embargo, y desafortunadamente, debido a una combinación de factores como la pérdida de hábitat y extracción comercial excesiva, desapareció en Veracruz, Campeche y Quintana Roo.
La primera anida en cavidades de los árboles en las selvas tropicales húmedas; la segunda se encuentra en el trópico seco, anida en los acantilados de las zonas montañosas del Jalisco, Michoacán, Nuevo León y Oaxaca.
En 2001 se describió en la publicación de Howell and Webb (guía de referencia para observar aves en México), la primera población en el centro del país, en el estado de Oaxaca. A pesar de que este grupo consiste en más de 100 individuos, uno de los más grandes conocidos en México, no se había descrito con anterioridad.