Los restos de un diminuto pingüino que habitó Nueva Zelanda hace aproximadamente 24 millones de años acaban de revelar nuevos datos sobre el desarrollo de sus habilidades para nadar durante su proceso evolutivo.
En un artículo elaborado por la Universidad de Otago, el ave en cuestión lleva por nombre Pakudyptes hakataramea y vivió en la época del Oligoceno.
Tras analizar los fósiles de un húmero, un fémur y un cubito, los autores se percataron que las alas de estos pingüinos prehistóricos cuentan con una estructura comparable a los Eudyptula minor, especie contemporánea considerada como el pingüino más pequeño del planeta.
“Los huesos estudiados muestran zonas para la fijación de músculos y ligamentos que revelan cómo se utilizan para nadar y maniobrar bajo el agua”, señala el líder del estudio, Tatsuro Ando.
“Las articulaciones de los hombros del ala de Pakudyptes resultan muy parecidas a las del pingüino actual, aunque las de los codos eran muy similares a las de tipos más antiguos de pingüinos prehistóricos. Sin duda es algo sorprendente”, afirma.
Con base en lo anterior, el presente trabajo, publicado en la revista Journal of the Royal Society of New Zealand, remarca que la capacidad del pingüino Pakudyptes hakataramea para bucear y nadar se debe a la peculiar combinación de sus huesos.
“Pakudyptes es el primer pingüino fósil encontrado con esta combinación, y es el fósil clave para desentrañar la evolución de las alas de estos queridos animales”, concluye Ando.