Los efectos de la crisis climática actual provocada por la actividad humana son cada vez más evidentes.
En los últimos días de un 2021 que será recordado por temperaturas récord en Siberia y Canadá, incendios forestales incontrolables en Grecia y Estados Unidos e inundaciones jamás antes vistas en Alemania, la sequía que azota al este de Kenia está cobrando la vida de cientos de cabezas de ganado, animales salvajes e incluso, amenaza la seguridad alimentaria de la población local.
A principos de este mes, el Centro Sabuli de Conservación de Vida Silvestre, ubicado en el condado de Wajir, dio a conocer la muerte de once jirafas a través de redes sociales. De acuerdo con el personal del lugar, la causa de estos decesos fue el empeoramiento de una sequía impulsada por la falta de lluvias desde el mes de septiembre.
Pero eso no fue todo, pues durante el fin de semana pasado, el fotógrafo y periodista Ed Ram captó algunos cadáveres más en su visita al poblado de Eyrib, a 450 kilómetros de la capital keniana.
Las imágenes del fotógrafo muestran los restos de las jirafas en estado de descomposición, las cuales murieron después de quedar atrapadas en el barro mientras trataban de beber en un depósito casi seco.
Mediante algunas entrevistas a los habitantes, Ram pudo saber que en este lugar no ha llovido en los últimos dos años y que se trata de la sequía más intensa desde que tienen memoria. Y es que las cifras oficiales estiman que ha caído menos del 30% de lluvia promedio en la región durante el último año.