Los caballitos del diablo, científicamente llamados zygoptera, son un suborden de insectos del orden Odonata. Estos insectos voladores y de colores espectaculares son frecuentemente confundidos con las libélulas, un familiar cercano en este orden. Pero aun siendo muy parecidos, se trata de dos grupos distintos de insectos, que podemos diferenciar a simple vista sin ser entomólogos expertos.
Veamos algunas de las curiosidades más destacadas de los caballitos del diablo.
Son distintos a las libélulas
Aunque podemos diferenciarlos por su comportamiento —los caballitos del diablo son menos activos y permanecen cerca de masas de agua—, la diferencia más llamativa entre estos dos grupos de Odonata se encuentra en la colocación de las alas en el momento de reposo. Los caballitos del diablo cierran las alas y las colocan de manera vertical cuando están en reposo, mientras que las libélulas las mantienen abiertas, horizontales. No obstante, hay que tener cuidado con una familia de zigópteros llamada Lestidae, que a pesar de ser un caballito del diablo, se posa con las alas abiertas.
Otra diferencia visual que permite distinguir a cada uno de estos dos grupos de odonatos es la distancia entre los ojos, los cuales son tan grandes en las libélulas, que no permiten distancia entre ambos, pero en los caballitos del diablo son más pequeños, lo que hace que los tengan colocados a ambos lados de la cabeza.
Los caballitos del diablo son uno de esos insectos voladores que todo el mundo reconoce, aunque muchas veces se confundan con libélulas. La alimentación de estos zigópteros favorece el control de plagas perjudiciales para el ser humano, como los mosquitos, pero la alteración de las masas de agua y la modificación de la estructura vegetal de su hábitat, lo han puesto en situación de peligro. Aunque su mordedura puede llegar a doler si se manipulan mal, estos animales son totalmente inofensivos y aportan serios beneficios al medio ambiente. Debemos cuidarlos.