Durante 2024, los ataques provocados por tiburones disminuyeron drásticamente, registrando 47 incidentes a nivel mundial, cifra que se traduce en 22 menos respecto al año antepasado y significativamente por debajo de la media de 70 en 10 años.
Estas cifras fueron publicadas por el Museo de Historia Natural de Florida, Estados Unidos, el cual recopila el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones, que supervisa dichos sucesos en colaboración con científicos de todo el mundo. En la base de datos sólo se incluyen los ataques no provocados o aquellos en los que una persona no inicia el contacto con un pez.
Si bien los colaboradores del Archivo aún no tienen claro el por qué de esta baja, Joe Miguez, director del Programa de Investigación de Tiburones de Florida, asegura que, probablemente, una multitud de factores influyeron, entre ellos destacan los cambios en las corrientes oceánicas; fluctuaciones en el número de personas nadando en ciertas áreas; e incluso menor popularidad de actividades acuáticas como el surf y el esnórquel.
“Al examinar los datos a largo plazo, a menudo observamos una tendencia oscilante: algunos años se produce un aumento en las mordeduras, seguido de periodos de disminución en lo que parece ser un ciclo aleatorio”, explica.
“Precisamente, debido a esta variabilidad natural, nosotros como expertos no podemos atribuir el descenso de este año a una única causa definitiva”, aclara.