El olfato de los mosquitos les permite encontrar un huésped para picar y donde poner sus huevos. Sin ese agudo sentido, estos insectos no podrían localizar su principal fuente de alimento: el néctar de las flores. Pero ¿qué olores son los que atraen a los mosquitos hacia unas flores y los repelen de otras?
Un equipo de científicos, liderado por la Universidad de Washington en EE. UU. ha descubierto las señales químicas que llevan a estos insectos a polinizar una especie de orquídea particularmente irresistible. Los resultados, publicados en la revista PNAS, ayudarían a desarrollar repelentes menos tóxicos y más eficaces.
El trabajo también permitirá además comprender cómo el cerebro del mosquito responde a la información sensorial, y por qué las hembras nos pican a nosotros. “Para los mosquitos macho, el néctar es su única fuente de alimento, y las hembras se alimentan de néctar durante casi todos los días de sus vidas”, señala Jeffrey Riffell, profesor de Biología en la universidad estadounidense.
Los hallazgos demuestran cómo las señales ambientales de las flores pueden estimular el cerebro del mosquito tanto como la sangre caliente de un huésped y cómo consiguen atraer al mosquito hacia un objetivo o enviarlo a volar en otra dirección.