A primera vista, podría ser perfectamente el híbrido entre una hiena y un tigre. Tristiemente, la especie fue orillada hacia la extinción debido a la caza furtiva y al avance de la urbanización sobre su territorio natural. De esta manera y tras años de explotación, el tigre de Tasmania (Thylacinus cynocephalus) fue reduciendo los números de su población hasta que finalmente desapareció del planeta hace 85 años. De acuerdo con los registros, su último ejemplar se llamaba “Benjamín”, y vivió en cautiverio en Australia.
En el marco del Día Nacional de las Especies Amenazadas, el gobierno australiano promovió la memoria histórica de violencia contra los animales salvajes tomando como ejemplo el caso de “Benjamín”. Antes de su fallecimiento, se le tomaron videos analógicos, mismos que se conservan como parte del acervo del National Film and Sound Archive Australia (NFSA).
A manera de un ejercicio de memoria y concientización, un equipo de expertos se dio a la tarea de añadirle color al último material gráfico del que se tiene registro sobre el tigre de Tasmania. En el, se puede observar con claridad a “Benjamín” acostado tomando el sol dentro de su jaula.
El metraje, originalmente grabado en blanco y negro por el naturalista David Fleay, muestra a un ejemplar que, sorprendentemente, no parece salvaje. Por el contrario, el animal se comporta similar a un perro doméstico, dando vueltas en un espacio reducido, el cual se encuentra cercado por una valla frágil que cualquier otro depredador podría destruir con cierta facilidad.
Curiosamente, se tiene registro de que Fleay, tras grabar el video, fue mordido en el trasero por Benjamín; sin embargo, no sufrió grandes daños.