Nace en Chile un rinoceronte blanco; es apenas el tercer ejemplar en toda Sudamérica
A través de sus redes sociales, el complejo detalló que el ejemplar pesó poco más de 74 kilogramos, y a los 50 minutos de nacer pudo dar sus primeros pasos.
A través de sus redes sociales, el complejo detalló que el ejemplar pesó poco más de 74 kilogramos, y a los 50 minutos de nacer pudo dar sus primeros pasos.
Por fortuna, la comunidad científica decidió intervenir para salvar esta monumental especie, realizando la primera fertilización in vitro con ayuda de rinocerontes blancos del sur.
Tomando en cuenta el crítico panorama que enfrenta hoy día el rinoceronte de Sumatra, resulta más que esperanzador el nacimiento de una nueva cría, el cual aconteció el pasado jueves 23 de noviembre al interior del Parque Nacional de Way Kambas, en Sumatra.
Según detalló Siti Nurbaya Bakar, ministra de Medio Ambiente y Sivicultura de Indonesia, el pequeño mamífero es hembra, pesa alrededor de 27 kilogramos y está cubierto de pelo negro.
La estrategia, que se mantendrá vigente hasta 2026, tiene como objetivos principales el mantener las tasas de crecimiento y minimizar la mortalidad de los ejemplares, ampliando las reservas naturales y mejorando el traslado para garantizar la variedad genética.
A través de un comunicado, la organización conservacionista explicó que con esta decisión esperan que los animales vuelvan a desempeñar su papel integral en ecosistemas plenamente funcionales.
Tras obtener los embriones, los científicos escogieron a dos nuevas hembras de la subespecie hermana del sur (Ceratotherium simum simum) para implantárselos a futuro, ya que en “Fatu” dejó de ser viable.
Se trata de “Magashi”, una cría que nació dentro de las instalaciones del Zoológico de Dvur Kralove, en República Checa, como parte del programa de preservación orientado a esta especie en peligro de extinción.
Actualmente, el lugar cuenta con alrededor de 8 mil 500 hectáreas y resguarda a aproximadamente 2 mil ejemplares, que reciben cuidados de, al menos, 100 personas.
Por si lo anterior no fuera suficiente, tal parece que la presión ecológica que los seres humanos hemos imprimido en la especie ya modificó su cuerpo.