Este fin de semana se conmemoró el Día Mundial contra la Rabia, una enfermedad que a pesar de los avances de la medicina, continúa causando estragos a nivel mundial.
Y es que en pleno siglo XXI, esta infección cobra cerca de 60 mil vidas humanas al año y tormenta a toda clase de mamíferos, a pesar de que la vacuna animal se encuentra disponible en la gran mayoría de veterinarias.
El principal mecanismo de propagación de la rabia es a través de la saliva del huésped infectado. Si éste es carnívoro, las posibilidades de que infecte a otros ejemplares al morderlos resulta mucho más alta. Debido a lo anterior, los depredadores de tamaño mediano, como zorrillos, perros, gatos, coyotes, mapaches, zorros y murciélagos son considerados “vectores” de la enfermedad.
Aquellas personas que tengan el infortunio de ser atacado por un espécimen salvaje o callejero, deberán asumir lo peor, pues al tratarse de un virus neurotrópico, causa graves afectaciones al cerebro con un impacto conductual casi inmediato. Los síntomas en seres humanos son:
-Ansiedad
-Confusión
-Dolor extremo
-Hiperactividad
-Problemas para tragar
-Salivación excesiva
-Hidrofobia
-Insomnio
-Parálisis
-Coma
-Fallos en los órganos
La enorme mayoría de ataques animales hacia nosotros ocurren por parte de mascotas, por lo que la medida más inmediata es asegurarnos que ellos estén debidamente vacunados. Sin embargo, la mejor prevención, por mucho, es tener bien ubicado el centro de salud más cercano y verificar que cuenten con las vacunas necesarias para responder a la brevedad.