Tener un perro o un gato en casa no es sólo una fuente constante de alegría, sino también un recurso terapéutico comprobado para la salud mental.
Diversos estudios científicos indican que quienes conviven con estos animales de compañía suelen experimentar bajos niveles de ansiedad y depresión. Sin embargo, para un número significativo de personas alrededor del mundo, esta convivencia puede verse obstaculizada por un problema común: las alergias.
La causa principal de las alergias no es el pelo en sí, sino ciertas proteínas presentes en la saliva y piel de los ejemplares, las cuales son conocidas como alérgenos, y se esparcen por el pelaje durante el acicalamiento y quedan suspendidas en el aire cuando el pelo se desprende.
El resultado de lo anterior es una exposición constante, sobretodo en hogares donde la mascota pasa la mayor parte del día en interiores.
Sí, las reacciones alérgicas no deben pasarse desapercibidas; no obstante, lejos de ser un impedimento absoluto, no excluyen necesariamente la posibilidad de compartir momentos con uno de estos adorables seres.
De acuerdo con un reciente artículo publicado en la revista National Geographic, aplicando ciertos cuidados, adaptaciones y conocimientos clave, hoy más que nunca es posible mantener una convivencia saludable y segura entre personas alérgicas y animales domésticos.
Entre las estrategias para reducir los alérgenos en casa, una de las más importantes consiste en ventilar de manera frecuente las estancias y controlar el uso de climatización artificial. Asimismo, se recomiendan aspiradoras con filtro HEPA en lugar de escobas, ya que éstas últimas tienden a levantar el polvo y el pelo.
Trapear regularmente el suelo con productos que contengan hipoclorito de sodio diluido en agua también puede contribuir a reducir la carga alergénica; mientras que purificadores de aire con tecnología HEPA permiten retener partículas volátiles y mejorar la calidad del aire en espacios cerrados.