Utilizar la tierra como fuente de energía sostenible para conseguir electricidad, ese es el gran logro de Bioo, la joven empresa española premiada por su capacidad de innovación por gigantes tecnológicos como Google e instituciones como el Parlamento Europeo. No es su única hazaña: también han conseguido convertir las plantas en interruptores vegetales para activar dispositivos como lámparas, reproductores de audio o pantallas, una tecnología que, a diferencia de la anterior –aún en desarrollo– ya comercializan.
¿Cómo se consigue energía a partir del suelo?
La explicación más sencilla sería: Bioo ha diseñado unas pequeñas baterías que se sitúan en el suelo, en la tierra, y obtienen energía al alimentarse de la 'rotura' de sustancias orgánicas producidas naturalmente por las raíces de las plantas tras la fotosíntesis. Esta actividad da lugar a electrones libres y genera una corriente eléctrica dentro del dispositivo.
Si buscamos una explicación algo más compleja, podríamos decir que, cuando la tierra que rodea una batería se moja gracias a la lluvia o el riego, los microbios del suelo hacen que las sustancias orgánicas y la materia vegetal en descomposición se deshagan. Esta actividad se filtra en la batería, creando protones y electrones. Una vez que estas moléculas se mezclan con el oxígeno que fluye a través de la batería, se crea electricidad.
Es lo que hará el Bioo Sensor, un dispositivo diseñado para grandes plantaciones que puede leer medidas de temperatura, ph y humedad (entre otras) y enviar esa información al agricultor. "El coste de estos sensores es exponencialmente menor que los que se encuentran en el mercado actual, lo que permite la ubicación de una gran cantidad de ellos y la creación de un mapa preciso de las necesidades de cada campo", explican desde la empresa. "Está diseñado para reemplazar las baterías químicas costosas y peligrosas para el medio ambiente que se utilizan en la agricultura".
A la par que consolidan esta aplicación, desde la compañía trabajan para trasladar el enfoque a las ciudades con Bioo Panel, un panel de 30x30 centímetros que se coloca bajo de la superficie de un entorno natural (un patio, un jardín, un parque) para generar electricidad. “Actualmente, su uso está enfocado a la obtención de energía para alimentar sistemas de autorriego y, más adelante, se espera que se aplique a puntos de luz en parques y jardines", cuentan desde la empresa.
Ahora mismo, la compañía, liderada por el ingeniero Pablo Vidarte -"Una noche, soñé con usar una hoja de una planta como panel solar; me desperté decidido a ver si podía crear una fuente de energía sostenible utilizando recursos naturales y sostenibles", nos cuenta- trabaja con Ayuntamientos de urbes como Madrid, París, Berlín, Silicon Valley, Nueva York y Boston.
¿Qué ventajas tiene esta forma de obtención de energía?
Quizá, lo más relevante de esta tecnología es que es absolutamente sostenible. Además, su flujo de obtención de energía es más estable que otros como los paneles solares o las turbinas eólicas, pues los microbios del suelo están siempre trabajando.
Por otra parte, la fabricación de los dispositivos de Bioo no requiere de minerales tóxicos o difíciles de encontrar, sino todo lo contrario, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con algunos paneles solares fotovoltaicos. Por ello, según la empresa, la tecnología tiene el potencial de ser muy asequible.
¿Qué supone la utilización de plantas como interruptores biológicos?
Como mencionábamos al principio, en Bioo también han conseguido que las plantas –especialmente, las crasas– se conviertan en interruptores a los que basta acariciar para poner en funcionamiento.
“Lo que hacemos es utilizar los cambios en las frecuencias que son percibidas por las plantas de forma natural, de manera que, al tocar una, esta transforme este cambio de frecuencia en un voltaje". Es decir, aprovechan la reacción de los seres vegetales a las ondas –algo estudiado a partir de su manera de reaccionar, por ejemplo, al percibir música clásica–. Lo han hecho, por ejemplo, en el Jardín Biotecnológico de Ibiza, donde han instalado un Bioo Piano. El mismo produce sonido y luz a partir de la interacción entre los seres humanos y el mundo vegetal.