En seis meses, cuando el riesgo de infección sea nulo, más de 4 millones de visones sacrificados por una mutación del SARS-CoV-2, virus responsable del COVID-19, serán desenterrados e incinerados por el Gobierno de Dinamarca.
El proceso se ejecutará entre finales de mayo y mediados de julio; se estima un costo de 80 millones de coronas danesas (cerca de 262 millones 662 mil 800 pesos).
La decisión, acatada el 22 de diciembre, responde a una investigación previa de las autoridades danesas sobre el resurgimiento de cadáveres de visón sepultados en dos fosas comunes ubicadas en una zona militar del oeste del país europeo.
De acuerdo con el Gobierno danés, los cientos de cuerpos que emergieron a la superficie como resultado del gas derivado de la descomposición de los animales no representan un peligro de contaminación para el agua cercana.
Los visones son animales de la familia de los mustélidos, a los cuales también pertenecen los hurones y las nutrias.
En Dinamarca y otros países de Europa son criados para arrancarles su piel. De acuerdo con Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), los granjeros utilizan métodos de matanza crueles para obtener su pelaje con el cual se fabrican abrigos, collares y prendas.