La aquamación es una alternativa para la cremación que ha cobrado bastante fuerza en los últimos años. El caso más reciente al respecto fue el de Desmond Tutu, quien fuera un reconocido arzobispo sudafricano, ganador del Premio Nobel de la Paz y líder del movimiento anti-apartheid.
En sus inicios, esta técnica era utilizada para eliminar restos animales; pero con el paso del tiempo fue implementada por los seres humanos luego de comprobarse que es menos dañina con la naturaleza. De hecho, ya es legal dentro de México y en la gran mayoría de territorio estadounidense.
¿En qué consiste la aquamación?
Se deriva del proceso científico conocido como hidrólisis alcalina, el mismo que ocurre como parte del curso de la naturaleza cuando un cuerpo descansa en el suelo.
Para llevar a cabo la aquamación, se necesita combinar el flujo de agua save, temperatura y alcanalidad, a fin de acelerar los procesos de descomposición de los materiales orgánicos.
De esta manera, el cuerpo de la persona fallecida se sumerge de tres a cuatro horas en una mezcla de agua y un álcali, como el hidróxido de potasio. Luego, se tiene que colocar en un cilindro de metal presurizado y se calienta a una temperatura aproximada a los 150 grados centígrados.
Cabe mencionar que para la cremación tradicional, las temperaturas son capaces de alcanzar hasta los 760 grados centígrados.
Resultados
Para ciertas personas, el agua es un camino “más suave” que las llamas. En este procedimiento se licuan todos los restos (a excepción de los huesos), después se secan en un horno y finalmente se reducen a polvo blanco. Y el resultado se entrega a los familiares en una urna.
Beneficios ecológicos
Algunas empreas especializadas en aquamación aseguran que esta alternativa a la cremación con fuego utiliza 90% menos energía, además de que no emite gases de efecto invernadero.
Por estos motivos, los ambientalistas la proponen como una opción ideal para proteger el medio ambiente.