Los cocodrilos son imponentes reptiles capaces de permanecer completamente inmóviles durante varias horas y, en apenas una fracción de segundo, desarrollar una gran velocidad. Esta técnica les resulta muy útil a estos depredadores que, además, cuentan con unos sentidos muy afinados.
Se sabe que los cocodrilos dependen de su vista para cazar, aunque hasta hace poco no se conocían muchos detalles sobre su funcionamiento. Pero un estudio publicado por científicos australianos, en la revista Journal of Experimental Biology, reveló que han desarrollado una serie de adaptaciones evolutivas únicas.
En la mayoría de los animales, la fóvea –– la zona donde hay una mayor concentración de fotorreceptores y que, por lo tanto, proporciona una mayor agudeza visual –– es circular y se encuentra en el centro de la retina. Pero en los cocodrilos tiene la forma de una raya horizontal. Gracias a ello ven con muy buena resolución a lo largo de todo el horizonte visual y pueden acechar a sus presas mientras permanecen semisumergidos, sin necesidad de mover la cabeza y así no delatar su presencia.
Bajo el agua, su vista empeora y se vuelve borrosa. No obstante, el citado ensayo ha puesto de manifiesto que existen diferencias en los ojos de las especies de agua salada, con más células adaptadas para ver las tonalidades azules, y las de agua dulce, que ven mejor los colores rojizos; éstos son más habituales en las aguas de los ríos donde habitan.
Los cocodrilos disfrutan asimismo de una excelente visión nocturna debido a un tejido llamado tapetum lucidum situado tras la retina. Éste refleja la luz visible y permite que más fotones lleguen hasta los fotorreceptores.
DATOS CURIOSOS DE LOS COCODRILOS
El sexo de un cocodrilo es determinado con base a la temperatura del huevo. En este sentido, los machos se producen a una temperatura de 31,6 °C, mientras que las hembras nacen con una temperatura mayor o menor a la de los machos.
Los cocodrilos reemplazan sus dientes 2 ó 3 veces al año.
El dicho “lagrimas de cocodrilo” tiene un por qué. Estos gigantescos reptiles lloran continuamente para mantener la humedad natural de sus ojos, especialmente cuando se encuentran fuera del agua.
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