No, ninguna imagen que hayas visto sobre un agujero negro es real. Ver directamente a uno ha sido un reto particular para la ciencia, pues su gravedad es capaz de absorberlo todo, hasta la luz. Hay otras formas de saber dónde están, pero sus características hacen que sean fácilmente "invisibles" a nuestros ojos. Hasta ahora.
Para grandes problemas, grandes soluciones: la única forma de captar semejante objeto astronómico con buena resolución era con el telescopio más grande que el hombre ha visto, así que, en el "crossover más ambicioso de la historia", se decidió hacer una red de observatorios localizados en todo el mundo, y con ellos hacer un telescopio virtual. México forma parte del proyecto con el Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano de Puebla.
El resultado es el Telescopio de Horizonte de Eventos, en donde los observatoros que lo componen son los señalados en color verde en la imagen de arriba. Sus primeros resultados serán mostrados este 10 de abril en un evento mundial.
La imagen más difícil de conseguir del Universo
Sagitario A es el agujero negro que se ha estudiado, que es el que está al centro de nuestra galaxia, Vía Láctea. Antes, sagitario A ya ha sido recreado con realidad virtual.
Sagitario A tiene la masa de cuatro millones de veces nuestro sol, aproximadamente, y aunque es incomensurable, desde la Tierra solo se podría ver como un punto a la distancia, pues está a 26,000 años luz de distancia. El truco está en una técnica que se llama 'interferometría de muy larga base' o VLBI por sus siglas en inglés, en donde la información de múltiples telescopias se combina para mejorar la resolución de la imagen y disminuir los errores de interferencia.
De hecho, la mexicana Gísela Ortíz ya ha hecho experimentos similares con la misma técnica, y se ha hecho acreedora a premios internacionales de astronomía por comprobar que se pueden detectar pequeños estallidos de radiación cuando un objeto cae dentro del agujero negro.
Lo que se detecta son ondas de radio. Distintas longitudes de onda que puede interpretarse como imagen.
Cuando se usa VLBI, cada telescopio tiene una antena con un reloj atómico, para grabar con precisión el momento en que se perciben longitudes de onda provenientes del objeto a capturar. Los relojes atómicos son extremadamente precisos. En un periodo de 100 millones de años un reloj atómico podría desajustarse por no más de un segundo.
La participación de los relojes es vital: se adjuntan con las frecuencias obtenidas, y luego sirven para poder sincronizar todos los datos que han recibido los observatorios que están a miles de kilómetros de distancia.
Pero por si el asunto no fuera complicado por sí mismo, hay dificultades extra. Percibir una longitud de onda de un lugar tan lejano no es cosa sencilla, y uno de los principales obstáculos es nuestra atmósfera y el vapor de agua. Ambas pueden obstruir algunas frecuencias, de ahí que los observatorios suelan estar en lugares altos y secos.
Tanto esfuerzo, tantas conocimiento invertido, tanta maquinaria puesta en marcha, para conseguir una imagen. Y lo mejor es que todos la veremos este miércoles 10 de abril.
La Comisión Europea tendrá su propio streaming en su canal, pero además habrá más transmisiones simultáneas desde los observatorios afiliados en distintos países. Así, el anuncio será dado en danés, inglés, español, mandarín, y japonés.
Como no podría faltar, desde México también habrá una conferencia en donde estará la doctora María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, el doctor Leopoldo Altamirano Robles, director del INAOE, así como el doctor David Hughes, director del GTM.
El anuncio será a partir de las 7:30 horas en el canal del INAOE, pero también estará siendo transmitido por la UNAM y por la página oficial del Conacyt en Facebook.
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