Las temperaturas en el Sahara pueden bajar un promedio de 24 grados Celsius durante la noche. Sin lugar a dudas, la gran bajada de temperatura vuelve a los desiertos fríos por la noche.
Por lo anterior, si vas a hacer una excursión de un día al desierto del Sahara en el norte de África, seguramente quieras llevar mucho agua y protector solar. Sin embargo, si planeas pasar la noche, será mejor que lleves también ropa de abrigo y un saco de dormir cómodo.
Las temperaturas en el Sahara pueden caer en picado una vez se pone el sol, llegando a un máximo de 38 grados Celsius durante el día a un mínimo promedio de menos 4 grados Celsius durante la noche, según la NASA.
Entonces, ¿por qué ocurre este dramático cambio de temperatura en desiertos áridos como el Sahara? ¿Por qué son los desiertos fríos por la noche y hay calor y humedad por el día?
La razón por la que los desiertos áridos se calientan tanto y, posteriormente, se enfrían, es una combinación de dos factores clave: arena y humedad. A diferencia de un termo, la arena no es capaz de retener bien el calor. En el momento en el que el calor y la luz solar golpean un desierto arenoso, los granos de arena en la capa superior del desierto absorben y liberan calor al aire, según un informe de la NASA.
Durante el día, la radiación de la arena por la energía del sol sobrecalienta el aire y hace que la temperatura se eleve. Pero, por la noche, la mayor parte del calor de la arena se irradia rápidamente al aire y no hay luz solar para recalentarlo. Dejando la arena y sus alrededores más fríos que antes.
Sin embargo, este fenómeno por sí solo no explica una caída tan drástica de la temperatura. Después de todo, cuando se pone el sol en una playa tropical, no es necesario ponerse un abrigo de invierno.
La razón principal de este gran cambio de temperatura es que el aire del desierto es extremadamente seco. En desiertos áridos como el Sahara o el de Atacama en Chile, la humedad, es decir, la cantidad de vapor de agua en el aire es prácticamente nula. A diferencia de la arena, el agua tiene una enorme capacidad para almacenar calor.
El vapor de agua en el aire atrapa el calor cerca del suelo como una manta invisible gigante y evita que se disipe en la atmósfera. El aire con mucha humedad también requiere más energía para calentarse. Lo que significa que también se necesita más tiempo para que esa energía se disipe y para que el entorno se enfríe. Por lo tanto, la falta de humedad en los desiertos permite que estos lugares áridos se calienten rápidamente pero también que se enfríen con la misma velocidad.