Un grupo de monjes sobrevivía los cuarenta días que dura el ayuno de la Cuaresma, entre el Miércoles de Ceniza y el Domingo de Pascua, sólo consumiendo cerveza, esto de acuerdo a una publicación del portal católico de noticias aciprensa.com. La historia consta en los archivos católicos y fue relatada por Martin Zuber, maestro cervecero y sommelier de cerveza de la compañía alemana Paulaner, fundada en 1634.
En el siglo XVII, un grupo de monjes de la Orden de los Mínimos (Paulaner monks, en alemán), fundada por San Francisco de Paula, se mudó del sur de Italia al monasterio de Neudeck ob der Au en Baviera. Zuber comentó que durante la Cuaresma, los monjes no podían consumir alimentos sólidos. Como ellos requerían algo más sustancioso que el agua, se adaptaron al elemento de la región que se ajustaba a sus necesidades: la cerveza.
Los monjes decidieron fabricar su propia cerveza. Esta contenía una gran cantidad de carbohidratos y nutrientes que los ayudaban a soportar el ayuno. Su sabor era dulce y el nivel de alcohol era bajo. Por su fuerte consistencia la llamaban “el pan líquido”. Tiempo después comenzaron a ofrecer su cerveza al público, incluso la daban como una especie de “limosna” para los más necesitados. Más tarde, la vendieron a la comunidad y se convirtió en un producto de la cervecería Paulaner.
Zuber comentó que la cerveza de los monjes fue bautizada con el nombre “Salvator”, que proviene de “Sankt Vater”. La traducción de estas palabras es “la cerveza del Santo Padre”.
En la actualidad, la gente se pregunta si realmente se puede hacer un ayuno a base de cerveza. En el año 2011, un periodista leyó la historia de los monjes y decidió recrear su ayuno. Se trata de J. Wilson, un creyente que trabajaba como editor de un periódico en Iowa (Estados Unidos). Este consiguió el apoyo de una cervecería local y durante toda la Cuaresma solo bebió la cerveza doppelbock.
Wilson estuvo bajo la supervisión de un médico y obtuvo un permiso especial en su trabajo para realizar el ayuno. Bebía cuatro cervezas cada día de la semana de trabajo, entre lunes y viernes. Los sábados y domingos bebía cinco cada día. Durante los primeros días del ayuno, Wilson estuvo hambriento, pero luego comentó: “Entonces mi cuerpo cambió de marcha, reemplazó el hambre por el enfoque, y me encontré operando en un túnel de claridad diferente a todo lo que había experimentado”.
“Me di cuenta de que los monjes debieron estar muy conscientes de su propia humanidad e imperfecciones. Para volver a Dios, ellos realizaban esta práctica anualmente que no sólo implicaba un sacrificio, sino que los hacía enfocarse y los ayudaba a redescubrir sus propias deficiencias en un esfuerzo por perfeccionarse continuamente”, manifestó.
El portal católico aciprensa.com recordó que la Iglesia pide hacer ayuno durante los tiempos de Cuaresma y de Adviento. Durante la Cuaresma, se pide ayunar todos los viernes; también, se debe practicar en el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.