Uno de los hallazgos que más les sorprendió a los efectivos de las Fuerzas Especiales que eliminaron a Osama Bin Laden en 2011, fue la extensa colección de películas porno que tenía en su casa, lo cual contradice a las creencias del terrorista número uno.
Sin embargo, al parecer, él podría haber usado todas estas películas para adultos con un fin inesperado: enviar mensajes a sus subordinados. Un nuevo documental de National Geographic, El disco duro de Bin Laden, que se estrenará el 10 de septiembre, explorará esta poco convencional teoría para explicar esta clase de pertenencias del fundador de Al Qaeda (organización terrorista proscrita en Rusia).
Según los autores del documental, Bin Laden podría haber tenido estos vídeos no para verlos, sino para llevar a cabo sus siniestras operaciones terroristas, codificando mensajes secretos en los archivos de vídeo. Ello podría explicarse por el hecho de que el organizador de los ataques del 11 de septiembre no confiaba en los correos electrónicos y en sus métodos de codificación, y temía que sus órdenes podrían ser interceptadas, por lo que enviaba mensajes a sus subordinados por medio de mensajeros, quienes en lugar de llevar las órdenes en forma escrita, irónicamente las mantenían escondidas en forma de contenidos pecaminosos, según la ideología del terrorista número uno.
Con ello, en el propio documental se admite que algunos aspectos de la vida de Bin Laden en aquella época arrojan dudas sobre esta teoría. Así, el terrorista compartía casa con al menos 22 personas más, y cualquiera de ellas podría estar recopilando una colección de películas porno. Las autoridades de Estados Unidos se negaron a publicar la lista, pero sí comentaron que se trata de una "colección bastante extensa".
Al mismo tiempo, el experto de la CIA citado por los documentalistas, Reid Meloy, dijo que no se debe considerar a Bin Laden como a un fundamentalista islámico hasta el punto de ignorar sus necesidades biológicas. Meloy opina que el terrorista número uno fue, al fin y al cabo, un ser humano, y a pesar de su repudio por "los pecados occidentales", también podría haber caído en ellos,
por lo que, desde este punto de vista, la colección de materiales pornográficos podría no tener otro fin más que entretener a Bin Laden y no le servía para perpetrar ataques terroristas.