Durante la década de 1930, un edificio de la Ciudad de México ondeó con orgullo en su azotea las banderas del Partido Nacionalsocialista alemán, sin que a nadie le pareciera extraño. Se trataba del Casino Alemán, ubicado a menos de 400 metros del Palacio de Bellas Artes. Hasta este inmueble concurrían los alemanes radicados en México que simpatizaban con los ideales de Adolf Hitler, como fueron el rechazo a la democracia liberal, al sistema parlamentario y el desprecio sistemático a los judíos.
No obstante la construcción de este edificio, ubicado en el número 23 de la calle de López, no tuvo fines políticos; fue creado como club social para la comunidad alemana en México, surgida de las migraciones derivadas de las revoluciones europeas de 1848 a 1849, así como de los germanos que llegaron con fines económicos a principios del siglo XX. Alrededor de 1933, al menos 150 de esos alemanes radicados en la capital mexicana se integraron a las filas del Partido Nacionalsocialista. En conjunto, lograron gran influencia en el resto de la comunidad, según comenta el historiador de la Universidad de Colonia, Aribert Reimann.
Durante una entrevista para DW, Reimann, especialista en la migración alemana a México, sostiene que de esta forma, casi todos los integrantes de la comunidad germana habrían pasado del liberalismo al nacionalismo, haciendo que el Casino Alemán se convirtiera en algo así como su sede oficial.
Es posible que de estas reuniones surgieran decisiones como la expulsión de los alumnos judíos del prestigioso colegio alemán Alexander von Humboldt, asentado en la Ciudad de México. Sin embargo los simpatizantes del nazismo en México quizá no calcularon que su filiación política marcaría el fin de su querido Casino Alemán.
El 16 de mayo de 1942, tres días después de que aparentemente fuerzas afines a Hitler hundieran dos buques petroleros mexicanos, un grupo de personas fue al edificio a romper las ventanas del inmueble. Días después, el Gobierno de México se apropió de él.
Aunque el Casino Alemán ya estaba bastante derruido, desde 1993 a la fecha, el edificio fue ocupado como vivienda por integrantes de la comunidad triqui.