Al principio, los investigadores del Proyecto de Momias de Varsovia pensaron que se trataba de un sacerdote varón. Después de seis años de investigación, asumieron que el filtro ideológico con el que estaban mirando los restos arqueológicos era correcto. Nunca se imaginaron que, al interior de un sarcófago, encontrarían una momia embarazada con un feto perfectamente conservado.
A punto de dar a luz
Una vez que se descartó la posibilidad de que los restos correspondieran a un varón, el estudio dio un giro inesperado. Los investigadores del Museo Nacional de Varsovia se sorprendieron al descubrir que la momia embarazada estaba a punto de dar a luz, o se encontraba en etapas muy avanzadas de gestación.
El hallazgo se realizó cuando el cuerpo momificado se analizó con rayos X: eran los restos de una mujer con un embarazo de 7 meses. Éste es el primer caso conocido de una momia conservada a la perfección con un feto en su interior.
No sólo eso. Los científicos que analizaron los restos determinaron que se trató de una mujer rica con un alto estatus social que, al momento de morir, pudo haber tenido entre 20 y 30 años de edad. Se estima, además, que pudo haber vivido hacia el siglo I antes de nuestra era.
Un error de catalogación
Aunque los restos llegaron a Varsovia en 1826, nunca se habían estudiado con detenimiento. Casi dos siglos después de haber sido recibida por la institución, los científicos se percataron de que la pieza había sido mal catalogada: en el acervo del museo, se archivó como restos de un sacerdote varón.
El error no fue un descuido. El mismo sarcófago tiene inscripciones que indican que los restos pertenecen a un hombre dedicado a las actividades sacras del Imperio. Ninguna evaluación en doscientos años había contradicho este hecho. Sin embargo, el cadáver momificado reveló una realidad diametralmente opuesta:
“Nuestra primera sorpresa fue que no tiene pene, sino que tiene senos y cabello largo, y luego descubrimos que es una mujer embarazada”, dijo a The Associated Press Marzena Ozarek-Szilke, antropóloga y arqueóloga. “Cuando vimos el dedo meñique y luego la manita (del feto), nos quedamos realmente impactados”.
Con esta evidencia, se percataron de que el bebé en su interior pudo haber tenido entre 26 y 28 semanas de desarrollo. El hallazgo fue tan importante, que se publicó esta semana en la publicación científica Journal of Archaeological Science. No sólo es el único ejemplo conocido de una momia embarazada, sino que arroja nueva luz sobre las complicaciones reproductivas de las mujeres en la antigüedad.