El cierre por la pandemia de Covid-19 no significa parálisis para el Centro de Arte y Cultura Circo Volador, que ha transformado el muro de su fachada en galería de arte, pronto adoptada por la comunidad del mercado de Jamaica y sus alrededores, en la Alcaldía Venustiano Carranza.
"Teníamos una pared normalmente grafiteada como dicen los chavos 'una pared chacaleada' y propusimos pintarla de negro, poner una galería de arte, iluminarla y que la comunidad se sienta segura al caminar: es la entrada del Metro La Viga", explica el sociólogo Héctor Castillo Berthier, director del Proyecto Circo Volador.
Dos semanas después de inaugurada la galería con la exposición "Somos iguales porque somos diferentes", con 9 obras en gran formato de alumnos del taller de fotografía estenopeica, este muro habitualmente intervenido por grafiteros permanece sin alteraciones. La comunidad misma ha hecho que se respete, dice Genaro Delgado, maestro del taller y organizador de la muestra que abrió el 25 de febrero y permanecerá hasta finales de abril para ser reemplazada por otra, con una duración aproximada también de dos meses.
"El muro está muy bien iluminado incluso en las noches; la comunidad lo defiende", dice Delgado sobre la galería en Calzada La Viga que reúne obra producida por los alumnos del taller durante la pandemia sobre todo autorretratos y ha despertado el interés de algunos vecinos por adquirir las fotografías expuestas.
Castillo Berthier, también investigador, músico y periodista, destaca el afán comunitario que animó esta muestra callejera replicable en otros espacios capitalinos, propone. De este modo se reactivarían tanto lugares públicos al iluminarlos y promover que se recorran, como el trabajo juvenil y hasta la economía.
"Los costos de producción no son altos, pero permiten generar una pequeña dinámica de trabajo circular", señala el coordinador de la Unidad de Estudios sobre la Juventud de la UNAM.
Visibilizar la fuerza
Este espacio de exhibición de la Colonia Jamaica, abierto junto con la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, es también una respuesta a la crisis que enfrenta Circo Volador, centro cultural independiente cuyos recursos provenían principalmente de los conciertos nacionales e internacionales que organizaba y los más de 30 talleres impartidos a mil alumnos cada semestre.
El personal recibió los primeros meses de pandemia marzo a julio de 2020 la totalidad de su salario y el 60 por ciento de agosto de 2020 a enero de 2021. Aunque dos campañas de recolección de fondos lanzadas el año pasado permitieron "ganar un poco más de tiempo y reorganizarnos internamente", para marzo de este año prácticamente se agotaron lo recursos, dice Castillo Berthier.
Pero si como proyecto, hace 33 años, Circo Volador surgió como una alternativa a los problemas de la juventud a partir de sus capacidades, ahora el mismo centro cultural apela a este principio para subsistir, plantea.
"Arranqué haciendo un diagnóstico de jóvenes y violencia, y lo que me encontré fueron puros problemas: la escuela no funcionaba, tampoco el empleo ni la familia. Dije: ¿si en lugar de preguntarnos por los problemas nos preguntamos por las habilidades, por las potencialidades? ¿Para qué eres hábil, cuál es tu potencialidad? Y en la búsqueda de esas respuestas apareció toda la gente que quería tomar talleres.
"Lo que encontramos es que la población, sobre todo los chavos, tiene una enorme creatividad y habilidades extraordinarias y se trata de entender y canalizarlas.
"Con esta pandemia lo que estoy viendo es que necesitamos replantear, desde el concepto de Circo Volador, estas hipótesis iniciales: buscar nuevos mecanismos, nuevas formas y nuestras fortalezas: las que tenemos ahorita. Un ejemplo de esas pequeñísimas fortalezas es esta muestra fotográfica, porque tenemos un equipo bien formado, maestros que trabajan, gente de la comunidad que le interesa, y un espacio por el que circula mucha gente que va al Metro. Recuperar nuestras habilidades es el punto donde estamos y espero que todo esto tenga un impacto comunitario positivo", puntualiza Castillo Berthier.