¡Sin tantita pena!
Placear y posicionar candidatos
Le llega el golpe de realidad
- Ni el tsunami Morena hizo reflexionar a PRI, PAN y PRD sobre lo que están haciendo mal. Su capacidad de autocrítica es nula. Hasta ahora, sus dirigentes sólo han echado culpas a los demás, que si la alianza e incluso que si la estrategia presidencial, pero no se atreven a mirar hacia adentro y sus formas de hacer política. Tan perfectos se sienten los dirigentes, que a ninguno le dio poquita pena y piensa dimitir, hasta reelegirse quieren y no se atreven a darse cuenta que ese tipo de conductas son las que ya rechazan los electores.
- Parece que el sistema político mexiquense va de una grilla a la otra. La contienda electoral constitucional concurrente concluyó, pero siguen las sucesiones en el Poder Judicial estatal y en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex). En ese juego democrático, resultaría ingenuo creer que Morena no está interesado en jugar, como lo es pensar que quienes detentan actualmente la dirección no se involucrarán. En ambos casos, los actuales titulares han girado instrucciones a sus dependencias internas para placear y posicionar a sus candidatos, que conforme a la dinámica profeminista, básicamente son candidatas.
- Históricamente, las elecciones también son un parteaguas de reconfiguraciones. Ha transcurrido un año del gobierno de Delfina Gómez para el pago de favores, si los hubiera, o para medir resultados, y es la oportunidad para armar un equipo propio, o, por qué no, rescatar y dar cabida a quienes en breve concluirán contrato en el gobierno federal. El cambio de secretario de seguridad tuvo su origen en desatinos como la falta de discreción en los excesos, como la asistencia a los conciertos de Luis Miguel en primera fila o la afición a los palcos deportivos, en señalamientos de posibles “negocios” con contratos como los de alimentos en las cárceles mexiquenses, pero, sobre todo, en diferendos internos. Andrés Andrade creyó tener tanto poder como para pretender opacar al segundo de a bordo en la administración mexiquense, y con la formalización de su largamente especulado relevo, le llega el golpe de realidad. ¿Seguirán los cambios? ¿Quién es el siguiente?