Tepetitán, el pueblo donde nació el presidente Andrés Manuel López Obrador, es un desastre más olvidado que Villahermosa, no sólo porque hasta allí no ha llegado la ayuda, sino porque es un lugar de rancherías donde peligran los animales y no tienen con qué alimentarse. La población en este lugar vive afuera de sus casas, sobre la carretera, y el agua tiene ya más de una semana dentro de los hogares. Cerdos, guajolotes y gallinas han tenido que pernoctar sobre las mesas y en las azoteas.
Los pobladores -la mayoría varones- enviaron a sus familiares a los refugios; ellos se quedaron a cuidar lo poco que tienen. La mayor parte de ellos ya exhiben llagas en los pies por permanecer durante días en el agua.
Ninguno de los habitantes de Tepetitán recuerda una inundación así, y tampoco ninguno de ellos tiene duda de que los responsables de estas inundaciones son quienes almacenaron el agua en las presas, y en lugar de soltarla en tiempos de sequía, la desfogaron hace un mes.
Incluso, la casa donde creció el presidente López Obrador se encuentra encharcada y los habitantes no entienden por qué no ha llegado la ayuda.
Algunos creen que es debido a que el Gobierno está muy ocupado atendiendo otras zonas afectadas; otros aseguran que solamente se está ayudando a Villahermosa, y unos más consideran que el presidente todavía no sabe lo que le pasó a su pueblo.
"Aunque el Gobierno no nos ha apoyado, aquí estamos. Aquí hay mucha gente en Tepetitán que no salió; aquí está. Se necesitan despensas, alimentos, pomadas para los pies por la comezón", comentó uno de los lugareños. "Todos nuestros documentos se mojaron, pero casi no ha habido ayuda del Gobierno aquí. Claro que la gente que no tiene nada que perder salió, pero nosotros tenemos puercos y pavos que cuidar".
Otros simplemente dicen que se han quedado sin recursos para comprar algo con qué alimentarse: "Estamos aquí desde que comenzaron las inundaciones y necesitamos apoyo, necesitamos que las autoridades mayores nos apoyen en algo de despensa. Tenemos nuestros hogares llenos de agua, hemos perdido muchas cosas, logramos sacar lo poquito que se pudo. Hasta ahora no nos ha llegado nada, estamos en espera de medicamentos y todo eso. Ya no tenemos recursos para comprar algo que comer", contó don Francisco.
Sin embargo, en las rancherías más alejadas de Tepetitán, el panorama todavía es peor. En la primera sección de la ranchería Virginio Chan, a 126 kilómetros de Villahermosa, la población salió de sus casas y puso sus estufas sobre las carreteras. Del otro lado, en el alambre, mantienen amarrados a su cerdos sucios, a sus gallos, perros, guajolotes y borregos.