El volcán de La Palma, en España, erupcionó el pasado 19 de septiembre.
Ahora, la actividad sigue causando destrozos en la Isla Bonita, y ya ha doblado el volumen de materiales emitidos por la última erupción sufrida en la isla, la del volcán Teneguía en 1971.
La lava de las tres coladas del volcán de La Palma continúa fluyendo lentamente mientras persiste la actividad sísmica en la isla y hasta el momento ha afectado a 656 hectáreas y ha destruido 1.458 edificaciones, según informaciones recogidas por Copernicus, el programa de observación de la Unión Europea.
Aunque, entre los distintos fenómenos que ha vivido la isla de La Palma ha destacado uno que, según indican los expertos es habitual en los procesos eruptivos: los rayos volcánicos.
¿Qué son los rayos volcánicos?
Hace poco se captó cómo un rayo atravesó la parte alta del volcán en activo, a pesar de la lejanía y de la gran humareda oscura que emana desde el cono volcánico.
"Las cenizas y los piroclastos que arroja el volcán inicialmente son neutros, por lo que no tienen carga eléctrica", explican especialistas.
Pero, según indican los expertos, el causante de estos rayos volcánicos es la fricción entre las rocas expulsadas por el volcán, las cuáles son arrojadas a gran velocidad, ya que friccionan entre sí y se producen cargas de electricidad.