El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Gebreyesus, aseguró este lunes que apenas se están empezando a comprender los efectos a largo plazo entre las personas que han padecido COVID-19, y advirtió que algunas están sufriendo lo que ahora se conoce como el “COVID prolongado”.
“Me he reunido con grupos de pacientes que están sufriendo lo que ahora se describe como “el COVID prolongado”, para comprender lo que padecen y cuáles son sus necesidades, así como para avanzar en la investigación y la rehabilitación”, aseguró Gebreyesus durante su conferencia de prensa bisemanal.
Meses después de haberse infectado, leve o gravemente, algunos pacientes aún padecen síntomas como cansancio, dolor y dificultades para respirar, por lo que Gebreyesus reiteró que las estrategias de inmunidad de rebaño no son una opción para esta pandemia: “No sabemos lo suficiente sobre la inmunidad al COVID-19. La mayoría de las personas que están infectadas con el virus desarrollan una respuesta inmune en las primeras semanas, pero no sabemos qué tan fuerte o duradera es, ni en qué se diferencia para distintas personas”, dijo.
El peligro de la “inmunidad de rebaño”
Gebreyesus recordó que ha habido ejemplos de personas infectadas que se contagiaron por segunda vez, por lo que dejar circular el virus sin tomar medidas de salud pública es “permitir infecciones, sufrimiento y muertes innecesarias”.
“Recientemente, se ha debatido algo sobre el concepto de alcanzar la denominada "inmunidad de rebaño" dejando que el virus se propague. La inmunidad colectiva es un concepto utilizado para la vacunación, en el que una población puede protegerse de un determinado virus si se alcanza un umbral de vacunación”, explicó.
Por ejemplo, la inmunidad colectiva contra el sarampión requiere que alrededor de 95% de la población esté vacunada. El 5% restante estará protegido por el hecho de que el sarampión no se propagará entre quienes estén vacunados. Para la poliomielitis, el umbral es de aproximadamente 80%: “En otras palabras, la inmunidad de rebaño se logra protegiendo a las personas de un virus, no exponiéndolas a él. Nunca en la historia de la salud pública se ha utilizado la inmunidad de rebaño como estrategia para responder a un brote, y mucho menos en una pandemia. Es científica y éticamente problemático”, aseguró.
Gebreyesus recalcó que la gran mayoría de las personas en el mundo siguen siendo susceptibles de contagiarse de COVID-19, y que los estudios de seroprevalencia sugieren que en la mayoría de los países menos de 10% de la población ha sido infectada con COVID-19: “Aunque las personas mayores y aquellas con afecciones subyacentes corren mayor riesgo de sufrir una enfermedad grave y la muerte, no son las únicas en riesgo. Han fallecido personas de todas las edades. Permitir que un virus peligroso que no comprendemos completamente circule libremente es simplemente poco ético. No es una opción”, afirmó.
El confinamiento no es la única opción
El director de la OMS afirmó que existen muchas opciones para salvar vidas, y que no hay un dilema entre dejar que el virus circule libremente o cerrar nuestras sociedades: “Hay muchas cosas que los países pueden hacer y están haciendo para controlar la transmisión y salvar vidas. Este virus se transmite principalmente entre contactos cercanos y provoca brotes que pueden controlarse implementando medidas específicas, como evitar los eventos masivos, proteger a los vulnerables, empoderar, educar e involucrar a las comunidades y persistir con las mismas herramientas que hemos estado defendiendo desde el primer día: encontrar, aislar, probar y cuidar casos, y rastrear y poner en cuarentena a sus contactos”.
Gebreyesus agregó que las tecnologías digitales ayudan a que las herramientas de salud pública probadas y comprobadas sean aún más eficaces, como las aplicaciones móviles para respaldar los esfuerzos de rastreo de contactos. Por ejemplo, la aplicación Corona-Warn de Alemania se ha utilizado para transmitir 1,2 millones de resultados de pruebas de laboratorios a los usuarios en sus primeros 100 días: “La aplicación Aarogya Setu de India ha sido descargada por 150 millones de usuarios y ha ayudado a los departamentos de salud pública de las ciudades a identificar áreas en las que se podrían anticipar grupos y expandir las pruebas de manera específica”, explicó.
Añadió que en Dinamarca se han realizado pruebas de COVID-19 en más de 2 700 personas como resultado de notificaciones recibidas a través de una aplicación móvil, y que el Reino Unido ha lanzado una nueva versión de su aplicación NHS COVID-19, que tuvo más de 10 millones de descargas en la primera semana: “Además de alertar a los usuarios que pueden haber estado expuestos a un caso positivo de COVID-19, la aplicación permite a los usuarios reservar una prueba y recibir resultados, realizar un seguimiento de los lugares que han visitado y recibir los últimos consejos sobre restricciones locales”.
El jefe de la OMS aclaró reconocer que, en determinados momentos, algunos países no han tenido más remedio que emitir medidas de confinamiento para ganar tiempo: “Muchos países han utilizado ese tiempo para desarrollar planes, capacitar a los trabajadores de la salud, colocar suministros, aumentar la capacidad de pruebas, reducir el tiempo de pruebas y mejorar la atención a los pacientes. La OMS tiene la esperanza de que los países utilicen intervenciones específicas donde y cuando sea necesario, según la situación local”.
Aumentan los casos
En las pasadas semanas, se ha visto un aumento en la cantidad de casos reportados de COVID-19, especialmente en Europa y América, y en cada uno de los últimos cuatro días se ha reportado el mayor número de casos notificados hasta ahora: “Muchas ciudades y países también informan de un aumento en las hospitalizaciones y la ocupación de camas en cuidados intensivos”, explicó Gebreyesus.
Al mismo tiempo, dijo, hay que recordar que se trata de una pandemia desigual porque los países han respondido de formas diferentes y se han visto afectados de modos distintos: “Casi 70% de todos los casos notificados a nivel mundial la semana pasada fueron de diez países, y casi la mitad de todos los casos fueron de sólo tres países”, acotó.
Gebreyesus recordó una vez más que no hay atajos ni soluciones mágicas, y que la respuesta es un enfoque integral, utilizando todas las herramientas disponibles: “Esto no es teoría: los países lo han hecho y lo están haciendo hoy con éxito. Mi mensaje para todos los países que ahora sopesan sus opciones es: ustedes también pueden hacerlo”, concluyó.