De acuerdo con el informe presentado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre el Estado Mundial de la Infancia[1] un número alarmante de niñas, niños y adolescentes a nivel global sufre las consecuencias de la mala alimentación y de un sistema alimentario que ignora sus necesidades:
En México más de 4 millones de escolares conviven a diario con este problema vascular. El riesgo latente es que puede desembocar en diabetes, infartos, altos niveles de colesterol e insuficiencia renal, entre otros y se prevé que la tendencia se incremente en los próximos años. El reporte de Impacto Económico del Sobrepeso y la Obesidad en México 1999-2023 [2] tan solo en el 2017, 201 mil 549 mexicanos murieron por padecimientos causados por el sobrepeso y la obesidad.
Es claro entonces que la mala alimentación está perjudicando la salud de la sociedad; en México el 59% de los niños tiene una diversidad mínima en su dieta y el 18% no consume frutas ni verduras.
Es importante y necesario un cambio de hábitos de vida para reducir la muerte de millones de personas motivo por el cual, entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, la OMS promueve la prevención y la educación como las mejores herramientas para entender que nuestra forma de vivir sigue siendo la principal causa de enfermedades mortales en el mundo.
¿Se puede generar un cambio en nuestra sociedad mexicana? Sí, se puede. Las escuelas han dado un paso al frente en favor de la salud. Un ejemplo es Christel House México, la ONG internacional con sedes en Estados Unidos, Sudáfrica, India y México, brinda un modelo educativo de tiempo completo a alumnos en situación vulnerable con la misión de romper el círculo de la pobreza.
En Christel House México a los estudiantes ubicados en rango de desnutrición, sobrepeso u obesidad, se les hace un seguimiento individual con un nutriólogo para un plan de tratamiento y dieta para casa, incluyendo pláticas de concientización de cambio de hábitos para toda la familia. Así mismo, en los casos en donde se identifican otros problemas asociados (trastornos alimenticios, problemas hormonales, intolerancia a la insulina, etc.) se les canaliza a instituciones externas para estudios y tratamiento especializado.
Además, de manera anual el 100% de la plantilla escolar participa en las campañas dentales, auditivas y visuales. Y tienen seguimiento nutricional.
¿El núcleo familiar como motor de cambio? A través del programa Escuela para Padres, se incluye un bloque de salud mental y uno de salud física. Para brindar herramientas sobre el desarrollo socioemocional, educación sexual, salud en la familia y nutrición.
Cabe recalcar que todos los alumnos además de contar con un robusto programa educativo; reciben uniformes y útiles escolares, así como dos comidas balanceadas al día dentro de la institución. Resultando en 236,438 desayunos y comidas servidas tan solo en el periodo de 2018 a 2019. Así como clases semanales de deporte y talleres de after school de futbol, lima lama, basquetbol, voleibol, danza y yoga.
La ONG deja claro que para poder generar un cambio en México es necesario tomar una serie de medidas integrales y complementarias entre sí, como el impulso al deporte, la mejora en materia de información nutricional a la población y programas que incluyan el componente alimentario.
Christel House México te invita a conocer su modelo y a formar parte del cambio, visita: https://mx.christelhouse.org/.
[1] https://www.unicef.org/mexico/informes/estado-mundial-de-la-infancia-2019
[2] http://oment.salud.gob.mx/wp-content/uploads/2016/09/impacto_financiero_OyS_060815_oment.pdf