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Publicado en EL BUEN COMER

Vino y buena comida en Chihuahua

Martes, 09 Marzo 2021 00:01 Escrito por 

El Estado Grande es famoso por sus nueces y sus manzanas, pero desde hace una década esta tierra comenzó a apostar por la viticultura. Hoy hay 37 viñedos y 10 bodegas en la carrera para dar a conocer los vinos producidos en estos terruños. Te mostramos aquí algunas de sus bodegas como Encinillas, Pinesque, Tres Ríos, y te hablamos de la diversidad de climas que ofrece, así como su futuro en la industria vinícola de México.

Ímpetu vinícola

Le llaman el “Estado Grande” y lo es, si consideramos que sus 25 millones de hectáreas equivalen a la mitad del territorio total de España.
Nueces y manzanas son productos agrícolas que le han dado fama, pero esta tierra de atardeceres índigo cosecha ya los frutos de su ímpetu vitivinícola.

Aunque región joven y desconocida para muchos, se introdujo en la elaboración moderna de vinos con el pie derecho: bajo supervisión de la Universidad Autónoma de Chihuahua, se plantaron 14 viñedos experimentales para determinar cuáles, de entre siete cepas recomendadas por la Universidad de California en Davis y la Fundación Chile, serían las de mayor potencial.

Mucho del crédito por los métodos de elaboración y la cultura del vino debe darse a varias familias italianas –Garrone, Nicli, Contestabile y Guglielmina–, que migraron hasta aquí gracias a la industria papelera.

“Don Gastone Guglielmina nos enseñó la forma de hacer vino en Italia. Lo hacíamos en su casa, conseguíamos uva de un lugar o de otro… para 1999 nos dejó el cargo de continuar la tradición”, reconoce Gilberto Pinoncely, copropietario de Bodegas Pinesque.

“Duramos 15 años sin vender una sola botella, lo mismo hicimos buen vino que muy buen vinagre, porque lo hacíamos de forma totalmente natural; es algo que aprendimos de Gastone y queremos conservar en la medida de lo posible.

A los vitivinicultores de Chihuahua debe reconocérseles cohesión como gremio. Para muestra, precisamente, el equipo de Pinesque, que ayuda a otros en la hechura de sus primeros vinos, el cuidado de sus vides, e incluso elabora en sus instalaciones etiquetas de otras marcas.

“Me gusta este trabajo que hacen los productores como una entidad única, un ejemplo que sólo había visto en Querétaro. Se unen, colaboran, se apoyan, comparten información, técnicas y estilos productivos”, reconoce Carlos Borboa, director de México Selection.

En la ponencia “Vinos y viñedos de Chihuahua: una promesa cumplida”, el sommelier Sergio González destaca que más del 60 por ciento del territorio es apto para el cultivo de la vid.

Y no sólo eso, su interesante mezcla de climatologías –prácticamente todo el espectro del índice bioclimático Winkler, marcado con diversos colores en el mapa inferior– da a los productores posibilidades de elaborar lo mismo un elegante Shiraz que un potente Cabernet Sauvignon.

“En el corto tiempo que lleva Chihuahua elaborando vinos, ya con una tenacidad que apunta hacia mejorar esta industria, hemos encontrado ejemplos de enorme calidad…”, reconoce González.

“La constante es esta parte especiada, que encuentras tanto en tintos como blancos, y las cepas que comienzan a posicionarse como referentes son la Cabernet Sauvignon de regiones de altura, y la Shiraz, que la acompaña en ensambles estilo Australia”.

Más allá del cliché, Chihuahua es tierra de contrastes: Juárez puede alcanzar los 50 °C; Villa Ahumada ha llegado a los 30 bajo cero. El Chepe sorprende a sus viajeros con paisajes nevados, el Desierto de Samalayuca abraza entre soleadas dunas a los aventureros, y las entrañas de las Barrancas del Cobre esconden insospechados cultivos tropicales.

Las postales que sus vinos regalan al paladar son igualmente diversas y únicas. En terruños chihuahuenses han echado raíces cepas que difícilmente muestran potencial en el resto del País, como Pinot Noir, Gewürztraminer y Malvasía Blanca.

Por su capacidad, inversión y medallas obtenidas con su ensamble Megacero, Encinillas es la bodega punta de lanza entre los enófilos que voltean hacia esta región.

Las primeras plantaciones, en la parte baja de esta hacienda (que data de tiempos coloniales), se realizaron en 2004. Hoy suman 100 las hectáreas de viñedo, con ocho variedades (Chardonnay, la única blanca, Tempranillo, Petit Verdot, Cabernet Franc, Merlot, Malbec, Cabernet Sauvignon y Shiraz) en camino a certificarse como orgánicas en un par de años.

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