Hoy es el Día Internacional del Café y, por ello, te explicamos en qué consiste cada preparación y maridajes ideales para los distintos tipos.
Espresso: corto, largo, doble
Para obtener un exprés regular –de una onza–, el molido de los granos de café debe ir de fino a medio y estar compactado a nueve atmósferas (de 10 a 12 kilos de fuerza), esto para que el paso del agua entre 90 y 96 °C, durante aproximadamente 20 segundos, resulte en una extracción ideal.
Sin embargo, el gusto de los aficionados ha originado tres versiones en las que la cantidad de agua y café varían para obtener diferentes concentraciones.
Ristretto
Tiene un sabor más concentrado porque lleva menos agua y el molido del grano es más fino o se compacta más
Lungo
Se utiliza un portafiltro de doble capacidad y el procedimiento es exactamente el mismo que el de un exprés regular. Es bastante concentrado.
Con un toque diferente
Hay otras variantes en la preparación del espresso que no merman su intensidad y sabor. Están las frías, como el helado y el cooler, y algunas calientes, como el romano y el breve, rompen con la monotonía del clásico.
Resultado de agitar en un shaker hielo, jarabe natural y dos espressos; se sirve en copa de flauta.
Romano: Se elabora con espresso sencillo al que se le agrega una cáscara de limón.
Helado o en las rocas: En un vaso con suficiente hielo se agrega un espresso regular azucarado.
Macchiato o espresso cortado
Un espresso regular coronado con una cucharadita de espuma de leche.
Breve: Consiste en la preparación de un exprés regular al que se le agrega un chorrito de leche fresca.
Panna
A diferencia del macchiato, lleva en la superficie una cucharada de crema batida.