Se cuenta que por aquel lejano 1908, una mujer llamada Felicita Sánchez, originaria de Cuautla, Morelos, comenzó a preparar tacos acorazados para sacar adelante a su hijo.
La señora Felicita empaquetó dentro de una canasta tacos con dos tortillas, arroz y huevos duros, que luego ofrecía cubiertos en salsa, y se los llevó a vender en la estación del tren en Cuautla. Al tratarse de una comida barata, muchos viajeros se acercaban a ella con la intención de saciar su hambre. Fue así como doña Felicita pudo ganarse algunos centavos para mantener a su único hijo.
Con el paso del tiempo, sus tacos ya podían verse preparados también con carne en chile rojo o verde, pollo, chorizo, chiles rellenos y muchos guisos más. La señora Felicita educó a su hijo en el negocio, quien decidió probar suerte en Cuernavaca. Quienes dicen que saben cuentan que su primer local estuvo en el zócalo de la ciudad de la “eterna primavera”, donde sus clientes buscaban algo sabroso y barato para comer.
El resto es historia y se puede contar de muchas maneras. Existe una enorme variedad de tacos acorazados, sabrosos y baratos, que podemos acompañar con salsas o chiles.
Por cierto, nadie sabe cómo o de dónde surgió el nombre de "tacos acorazados", pero podemos imaginar que se debe a la doble tortilla en las que están servidos (los acorazados eran grandes navíos de guerra que tenían un fuerte fuselaje al que llamaban "coraza".