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Publicado en EL BUEN COMER

Pastel azteca, el primo mexicano de la lasaña

Lunes, 09 Noviembre 2020 14:20 Escrito por 

Ser mexicano implica haber probado, al menos una vez en tu vida, el pastel azteca, pero ¿qué más podemos descubrir sobre este delicioso y tradicional platillo?

El origen del pastel azteca se pierde en la noche de los tiempos. Algunas fuentes indican que surgió en los estados de Oaxaca y Baja California, pero lo cierto es que se trata de un platillo típico de todo el país.

Sabemos que nuestros antepasados prehispánicos basaban su dieta en el maíz, así que, durante los inicios de este platillo, para hacerlo más sabroso preparaban en una xoctli (olla) un guajolote entero acompañado de tortillas y rebanadas de verduras de la región. En la actualidad, se come de muchas formas y tiene muchas variantes.

Los comensales acostumbran comparar este delicioso alimento con la lasaña, pero al más puro estilo mexicano, preparado con tortillas en vez de pasta; se acompaña con pollo u otro tipo de carne y se condimenta con chiles poblanos. Un platillo muy económico e ideal para cualquier clase de reunión.

Hay que tener en cuenta que las formas de preparación pueden ser distintas según cada región, pero básicamente contienen los mismos ingredientes; la tortilla es la estrella de este platillo, convirtiéndola en una comida sumamente energética y perfecta.

A pesar de su nombre, el pastel azteca es un perfecto ejemplo de la fusión de las dos culturas base del México actual: las tortillas, chiles y tomates de la salsa eran utilizados por los indígenas precolombinos, mientras que el pollo, la crema y el queso llegaron con los españoles. El resultado es un guiso de mucho sabor casero que goza de gran aceptación entre personas de todas las edades y clases sociales.

Antes de empezar a preparar este platillo tendrás que elegir entre "freír o no freír." Tradicionalmente, las tortillas siempre se pasaban por aceite muy caliente, sin embargo, hoy en día muchas personas deciden omitir este paso con el fin de alimentarse más ligera y sanamente. Si bien freír las tortillas toma más tiempo y le agrega una buena cantidad de grasa al guiso; también asegura una mejor textura. La tortilla sin freír se remoja mucho con la salsa y pierde consistencia. Escoge la opción que más te convenga, pues ambas son deliciosas.

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