Combinar varios placeres resulta un placer aún mayor. Poder disfrutar en directo de un espectáculo donde música, actuación, contorsionismo, equilibrismo y trapecismo se dan la mano con un menú exquisito, no tiene precio. Y es eso lo que podrás disfrutar en Joyà.
Por este motivo el grupo hotelero Vidanta creó hace diez años un espectáculo junto a Cirque du Soleil, dando forma a una historia de fantasía e ilusionismo. El perfeccionismo de este show es absoluto, “el ojo percibe siempre más de lo que asimila el cerebro, pero queda en el subconsciente, la simpe falta de un botón en un traje puede romper la magia en el espectador si es descubierta”, explica el director de la obra, Patrick Flynn. Con esta misma filosofía, el director de gastronomía de Grupo Vidanta, Alexis Bostelmann, nos habla de su preocupación constante de que la comida sea igualmente perfecta tanto en sabores como presentación y temperatura: “nada puede romper la magia del espectáculo, y parte de esa responsabilidad es de la cocina. El ritmo en el servicio, la cantidad y calidad de comida y un hilo conductor con la obra deben ser prioritarios a la hora de formular el concepto gastronómico”.
El menú cambia unas cuatro veces al año, y comienza con un pequeño espectáculo de mixología molecular, acompañado de canapés. Ya en la mesa, y al son de una trova cubana, se descorcha el champagne y empiezan a surgir pequeños bocados: taco de cangrejo con chaya, ensalada de quinoa y hummus, ceviche ahumado con coco y habanero, y el Dragon Breath, un mordisco molecular que te hará echar humo.
Los fuertes dan una opción de carne, pescado y vegetariana. Yo aposté por el salmón con holandesa de chiles y la receta fue perfecta en el punto del pescado y sazón. Un popurrí de postres anunciaba el inicio del show, comenzaba a sonar Perfidia, con la increíble voz de Ruth Robles.
Fuente: foodandwineespanol