Todos amamos el pan de muerto, ese manjar que cada año llega con la festividad de Día de Muertos y que también se ofrenda a aquellos que ya partieron de este mundo. Aunque el más común es el redondo con huesos y espolvoreado en azúcar, lo cierto es que existe una gran diversidad de panes de muerto, tanto en México como en América Latina. Uno de los más bellos, pero también poco conocidos, es el pan de muerto de Oaxaca, cuya principal característica es poseer rostros y figuras de alfeñique.
Sin embargo, el pan de muerto de Oaxaca se consume todo el año, ya que en realidad se trata del pan de yema al que se le incrusta la figurilla de alfeñique que representa el ánima. Existen variedades que poseen formas humanoides, que se rematan con el rostro de azúcar.
Así comenzó la tradición del pan de muerto de Oaxaca
La tradición comenzó hace tres generaciones, cuando las familias adineradas de San Pablo Villa de Mitla pidieron la creación de un pan especial para hacer distinguidas sus ofrendas. Actualmente los productores se dividen entre aprendices y maestros; los primeros hacen la pieza básica de pan, mientras que los segundos se encargan de la ornamentación, la cual puede ir desde un rostro, hasta imaginería religiosa.
En Villa de Mitla, Oaxaca, los panaderos se comprometen fielmente con hacer del pan de muerto una obra de arte. Para ello, se hacen panes gigantes decorados con grecas, imágenes floridas y animales. La tradición dicta que cada uno de los panes representan una de las personas difuntas, por lo cual una sola panadería puede producir cerca de 4 mil panes para un día. Cabe destacar que en Mitla existen dos docenas de panaderías que producen el pan de yema. La temporada de pan inicia cerca del 20 de octubre y termina diez días después, cuando los panes son utilizados para decorar las ofrendas.