La meca del desarrollo tecnológico, Silicon Valley, lleva poco más de una década desarrollando "carnes" de laboratorio para adelantarse al futuro de la alimentación y apoderarse de una industria valuada en 20 mil millones de dólares.
En Estados Unidos, las ventas de sustitutos de carne aumentaron 42 por ciento, entre 2016 y 2019, permeando incluso restaurantes y cadenas de comida rápida, lo que se traduce en casi 900 millones de dólares, según la consultora Nielsen.
La replica de sangre, texturas y aromas específicos de cada tipo de carne definen la revolución más reciente de estos productos. Impossible Foods, punta de lanza en la materia, elabora sustitutos de res y cerdo con soya y "hemo".
"El hemo es lo que hace que la carne sepa a carne. Es una molécula esencial que se encuentra en todas las plantas y animales vivos, más abundantemente en los animales.
"En Impossible Foods, nuestro hemo a base de plantas se elabora mediante la fermentación de levadura transgénica", describe la página de la marca cuyo proceso consiste en tomar el ADN de las plantas de soya, insertarlo en una levadura transgénica y fermentar dicha levadura.
Conservación del medio ambiente, mejoramiento de la salud y desarrollo de sistemas alimentarios más sostenibles conforman la filosofía detrás de Beyond Meat e Impossible Foods, dos actores claves de esta naciente industria.
Aunque la carrera por lograr las mejores hamburguesas, tocino, salchichas... a base de plantas está en su apogeo, sus resultados son inaccesibles para la mayoría.
"Este tipo de productos son pensados para una minoría de élite. Por sus costos de producción, son muy caros e inaccesibles para gran parte de la población; esto, sumado al hecho de que no para todos es culturalmente aceptable, los vuelve una moda", afirma Lisa Grabinsky, coordinadora de sistemas alimentarios de Ethos, laboratorio de políticas públicas.