Si llega la temporada de invierno y sientes que te están saliendo más granitos que en otras estaciones del año, no, no lo estás imaginando. Podrías estar sufriendo del denominado “acné de invierno”, el cual requiere de algunos cuidados especiales para tratarlo eficazmente.
Un reciente estudio por parte del Journal of the American Academy of Dermatology demostró que un mayor porcentaje de sus pacientes con acné tenía una piel libre de imperfecciones durante el verano y otoño. Por otro lado, descubrieron que el invierno mostraba una tendencia a ser la temporada más difícil, con un aumento de 11% en la aparición de acné de moderado a severo entre los participantes en el estudio.
De acuerdo con los expertos, esta situación puede estar relacionada con la producción de sebo, un proceso natural de la piel. El problema es que el exceso de grasa, la cual aumenta cuando la piel está muy seca (comúnmente en invierno), provoca que se tapen los poros y, en consecuencia, incremente el problema del acné.
Durante los meses fríos, la zona T del rostro (frente, nariz y barbilla) se puede ver más afectada por esta situación. Lo anterior significa que, aunque seas una persona que generalmente no tenga problemas de acné, puedes comenzar a notar la aparición de granos con la llegada del invierno, Y por si esto fuera poco, las bajas temperaturas también pueden causar inflamación.
Asimismo, la exposición a la luz ultravioleta también es menor durante el invierno, afectando al sistema inmunológico y bacteriano, y haciendo que los brotes de granos y espinillas se vuelvan todavía más comunes.
¿Cómo combatir el acné de invierno?
Los especialistas recomiendan tener una rutina básica y simple para el cuidado de la piel, que te ayudará a mantener este problema bajo control. Además de esto, el equipo de expertos invita a seguir las siguientes recomendaciones.
- Usar un limpiador y evitar los exfoliantes
- Utilizar humectantes libres de aceite
- Tomar mucha agua (aproximadamente dos litros diarios)
- Cubrir tu rostro si hace mucho frío
- Cambiar constantemente las fundas de las almohadas
- Intentar controlar los niveles de estrés