Zahid Sebastián y Maximiliano ya no volverán a ver el mar de Acapulco, ese que los vio crecer durante su corta edad.
Los hermanos Carpio Naranjo, son dos de las víctimas mortales del fatal accidente que se registró en la carretera México-Toluca, la madrugada del martes.
Su madre, Liliana, relata aquel momento en el que llegaron corriendo a la terminal de Papagayo, los menores de cinco y tres años, al igual que su hermana Zoe de nueve años, irían de visita a la casa de su abuelo en Jalisco, su tía de 40 años sería la encargada de cuidar de los tres hermanos.
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"Iban a ver a mis papás a Puerto Vallarta, con mi hermana tomaron el camión en Papagayo, ellos salieron a las 6:15 porque nosotros llegamos (terminal) a las 6:09, hasta corrimos para que se metieran al autobús porque llegamos tarde, ya era la tercera llamada que estaban haciendo".
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La familia Carpio Naranjo, es comerciante en la zona costera del puerto de Acapulco, la contingencia sanitaria derivada del coronavirus, los dejo sin trabajo y sin ingresos, esos que ahora les hacen falta para sepultar a sus hijos.
"Del total de mi familia, cuatro murieron eran cinco mi niña esta en el hospital, mi hermana dejó familia, a mis dos sobrinos de 16 y 14 además de mi cuñado".
Señalan, que cuatro horas después supieron del accidente, sin embargo, nunca perdieron la fe en encontrar a sus hijos con vida, al llegar a Toluca recorrieron diversos hospitales donde encontraron sólo a Zoe, el último lugar al que llegaron fue el SEMEFO, donde encontraron a los menores y a la señora de 40 años.
"Le estuvimos marque y marque a mi hermana porque ella es de las que avisa, voy en Cuernavaca voy aquí y le marcamos y le marcamos y nunca nos contesto, hasta que mi cuñado se dirigió a la terminal y ahí le dijeron que sí, efectivamente, era el autobus de las 6:15 el que se había accidentado”.
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La vida de esta familia, dio un giro de 180 grados, jamás imaginaron que aquel momento donde sus hijos subieron al autobus sería el último.
"Ahorita que los vi, mis niños ya tienen moscas ya están mal, el de cinco años se deformó toda su cara, no tiene los dientes y no entiendo porque ya sólo quiero que mi Isabela esté bien".
Hoy los menores serán velados únicamente por sus padres, mañana muy temprano partirán al Puerto de Acapulco para reencontrarse con el mar, ese que les dirá adiós para siempre.