Los problemas de movilidad que enfrentaban las mujeres se agudizaron con la pandemia de COVID-19, concluyeron expertos.
Organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Transporte y ONU Mujeres analizaron cómo la emergencia sanitaria afectó los desplazamientos y complicó más los traslados, generando nuevos problemas y agudizando otros que ya existían, como fue el caso de la movilidad para el cuidado.
"La movilidad para el cuidado es aquella que desempeñan en su mayoría mujeres que se dedican al trabajo de cuidado remunerado.
"El transporte público y la infraestructura para peatones y ciclistas sigue siendo muy limitada en zonas como los sectores altos de El Poblado, en Medellín, las Lomas, en CDMX, o algunos sectores exclusivos de Barra de Tijuca, en Río de Janeiro", destaca una publicación del BID Transporte.
El organismo reconoce que el trabajo de cuidado relacionado con el sector salud es formal y público; sin embargo, hay otra parte que sigue siendo informal, como el doméstico y el cuidado de personas en hogares.
La mayoría de quienes se dedican a estos trabajos son mujeres, agrega, quienes se desplazan a sus labores en condiciones precarias y por bajos salarios.
"Generalmente sólo tienen ingresos para vivir en las periferias extremas de las ciudades", subraya.
"La desconexión del transporte público en los barrios de mayores ingresos, en los que trabajan, hace que tengan que atravesar toda la Ciudad para llegar a sus empleos", afirmó el BID Transporte.
En otra investigación, la ONU Mujeres documentó que la violencia contra este sector se agudizó durante la emergencia sanitaria. Con la petición de quedarse en casa, las mujeres, sobre todo trabajadoras informales, se volvieron el sector más propenso a sufrir violencia de género.
Estos efectos sociales del COVID-19 impactan a niñas, adolescentes y mujeres "al moverse por espacios públicos urbanos o rurales desocupados y al usar servicios de transporte vacíos durante el confinamiento".
En otro estudio, el mismo organismo aplicó una encuesta a mujeres y niñas de distintas ciudades de América Latina, como la CDMX, en la que encontró que las trabajadoras esenciales reportaron que se incrementó el acoso sexual en el transporte público, y entre ellas disminuyó la percepción de seguridad, más que entre los hombres. "Esta información nos confirma que es urgente crear políticas públicas de movilidad con enfoque de género, que es momento de tener ciudades inclusivas y seguras, ciudades diseñadas para y por mujeres", pidió el ITDP en otra publicación.