Pobladores y activistas del valle de México reportaron la muerte inusual y un olor fétido en el agua de la Presa Madín, líquido que se distribuye para el uso humano en los municipios de Atizapán, Tlalnepantla, Naucalpan, y próximamente la Ciudad de México.
“Si hubiera un nivel más alto de la presa, los peces tendrían más oxígeno. Vemos la gran cantidad de peces buscando oxígeno para sobrevivir, mientras se están muriendo, y esto tiene un responsable. Es una tragedia ecológica que estamos viendo, los peces no pueden tomar oxígeno y están compitiendo por él”, denunció Miguel Miramontes, coordinador de la organización Preserva Madín.
Al respecto, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) informó que lleva a cabo recorridos y muestreos para analizar e identificar las causas de la mortandad de peces, al considerarlo un “fenómeno atípico, que no depende de los actuales niveles del embalse”.
El 20 de agosto “se tomaron muestras de agua en el efluente de la planta potabilizadora Madín, en la caja de distribución en el influente a la planta potabilizadora y en efluente del río San Juan”, señaló Conagua.
El 24 de agosto, “se realizó otro recorrido en el que se midieron algunos parámetros en el efluente de la planta potabilizadora, en la descarga Cañada Lago Esmeralda, en el centro del embalse, en la obra de toma y en la cortina de la presa”.
Conagua detalló que a través del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM) las muestras están siendo analizadas para determinar sus parámetros fisicoquímicos y bacteriológicos. Los resultados se obtendrán en el transcurso de esta semana, adelantó.
Según la Comisión, el embalse de la presa se mantiene por arriba del Nivel de Aguas Máximo de Operación (NAMO) para la temporada de lluvias.
“Para garantizar la correcta operación de la presa y evitar causar daños a las poblaciones localizadas aguas abajo de la presa por maniobras de desfogue, durante la temporada de lluvias (del 15 de mayo al 30 de septiembre), el NAMO se reduce con objeto de prevenir el manejo de avenidas de agua extraordinarias que lleguen a presentarse entre los meses de mayo y octubre”, añadió la Comisión Nacional.
Sin embargo, la muerte de cientos de peces y el bajo nivel del agua no es la única irregularidad detectada por los pobladores. Desde años atrás, colectivos y activistas han denunciado las descargas de agua contaminada que son arrojadas de forma directa desde los complejos comerciales e inmobiliarios que se han construido alrededor de la presa.
(Con información de AD Noticias)