¡Wow! La UNAM ayuda a crear antiveneno contra las serpientes más peligrosas de África
Basada en nanocuerpos diseñados y mejorados, esta sustancia fue posible gracias a la colaboración entre un grupo de 33 científicos de distintos países.
Basada en nanocuerpos diseñados y mejorados, esta sustancia fue posible gracias a la colaboración entre un grupo de 33 científicos de distintos países.
A diferencia de trabajos anteriores, en esta ocasión el equipo involucrado capturó en videos los ataques de 36 especies venenosas, representando a las tres principales familias: víboras, elápidas y colúbridos.
De acuerdo con una reciente investigación elaborada por la Universidad Wilfrid Laurier, estas criaturas no venenosas, que habitan desde las frías llanuras de Canadá hasta los bosques de Costa Rica, tienen preferencias definitivas sobre las serpientes con las que se juntan; en otras palabras, tienen “amigos”.
El hallazgo en cuestión corrió a cargo de Connor Blades, oficial de proyectos del Ministerio de Medio Ambiente de Barbados, quien se topó con el singular reptil al levantar una roca dentro de un pequeño bosque de aquella isla caribeña.
Usuarios expresaron su inquietud ante la falta de información sobre la especie detectada y si representa algún riesgo, pues desconocen si se trata de serpientes venenosas o no.
En colaboración con la empresa de biotecnología Centivax, durante casi veinte años este valiente sujeto ha sido atacado por cobras, mambas y demás reptiles, pues las terapias tienen que adaptarse según la especie de reptil.
También conocida como víbora isleña de labios blancos, pertenece a la familia Viperidae y es endémica del continente asiático; sin embargo, el tráfico ilegal ha provocado su llegada a otras partes del mundo como Brasil.
El mundo animal, por su parte, también resiente esta situación, pues cada vez más las especies se ven obligadas a abandonar sus hábitats originales en busca de aquellas condiciones que necesitan para sobrevivir.
De acuerdo con la revista, esta nueva especie es denominada como anaconda verde del norte (Eunectes akayima), mide 6.3 metros de largo y presenta diferencias genéticas con su pariente más cercana, la anaconda verde común (Eunectes murinos).
La investigación, publicada en Scientific Reports, señala que uno de los principales puntos que ponen en precaución a los primates frente a una serpiente es la detección de piel escamosa.