Se aproxima la noche más mágica para todos los niños mexiquenses, esa donde los deseos se cumplen, sin embargo, para algunos va más allá de un carro, una muñeca, un videojuego o un celular, lo que más anhelan es ver a su madre con vida.
Tal es el caso de Joseph Ramsés Machuca Campos, quien a sus doce años tuvo que enfrentar el asesinato de su madre Eugenia, recuerda que cada seis de enero desde muy temprano solían levantarse para jugar con todo aquello que Melchor, Gaspar y Baltazar le traían.
"Me paraba yo y le decía que ya había juguetes, el Turista Mundial fue nuestro juego preferido, lo jugábamos ella, mi hermano y yo luego mis primos ella se ponía muy contenta".
Dos años después cada seis de enero es diferente, Joseph comenta que ya no llega lo que pide a los Reyes Magos; abajo del árbol sólo llega ropa o zapatos pero el deseo que quiere no se hace realidad; poder ver a su madre a los ojos nuevamente.
"Mis abuelitos ahora me ponen ropa, juguetes ya casi no pido, ya no es como antes que había muchas cosas, no es lo mismo ella siempre desde la mañana se ponía a jugar conmigo, me explicaba cómo armar los juguetes o cómo usarlos, ya no está mi guía".
Ahora, sí el joven de 14 años quiere algún obsequio más grande, sólo espera el apoyo de otras personas o de asociaciones que ayudan a hijos de mujeres víctimas de feminicidio.
Leo, sólo cuenta con tres años, una única ocasión pudo disfrutar los juguetes que los Reyes Magos le trajeron junto a su madre Jessica, quien fue asesinada, desde entonces los regalos son pocos, pero llegan gracias a la ayuda de quién le extiende la mano a su abuelita Juana Pedraza.
"Ella sólo pasó unos reyes magos con él, yo sufro mucho por eso, porque ella pues si el primer año lo festejó con el el nivel de vida que ella como médico le iba a dar a mi niño”.
Con lágrimas en los ojos, Juana recuerda que el seis de enero era una fecha que ilusionaba a Jessica, sin embargo, desde hace dos años terminó toda ilusión para su familia.
"El niño todavía no entiende lo que pasa, pero algún día le tengo que decir que pasó con su mamá, porque ya no regreso y eso lo va a tener que entender".
Actualmente en el estado de México 750 menores de edad han sido víctimas colaterales de delitos de alto impacto como feminicidio, secuestro o desaparición, según datos de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Estado de México.
De ese número, 270 niños son atendidos específicamente por perder a su madre tras un feminicidio o desaparición.
A través de dos clínicas, una ubicada en Toluca y la segunda en Tlalnepantla, los menores reciben acompañamiento por medio de terapias de atención al estrés postraumático.
Mientras que para algunos menores el seis de enero es la fecha más importante, para otros es un día más ya que la violencia les robó la ilusión de creer en aquellos tres personajes de largas capas y coronas.
"La felicidad completa fue aquel seis de enero para Leo y Jessica, era su mundo este pequeño osea era el amor de su vida, es triste y doloroso, pero al final tenemos que estar de pie y trabajar para que esas tres estrellas lleguen casa a medias pero que lleguen".
Melchor, Gaspar y Baltasar llegan esta noche con tres costales, en uno traen juguetes y ropa, en otro esperanza y fe y en el tercero aquel deseo que todos los niños hijos de víctimas de feminicidios piden, que acabe la violencia en el Estado de México, que todas las mamás compartan cada seis de enero con sus hijos y que dejarán en cada hogar para que cada familia haga de los más pequeños de su familia mejores seres humanos y con ellos una mejor sociedad.