"Somos mexicanos y podemos crear lo que nos propongamos, jugar con los colores, el material y cualquier cosa. Tenemos que salir adelante ante todo".
Son palabras de Matilde Ramírez Colin, quien desde hace varios años se dedica a la venta de vestidos de novia, quince años y primera comunión. Su negocio se vio afectado al inicio de la contingencia sanitaria por el nuevo coronavirus, sin embargo, con el paso del tiempo, y tras mirar a la mayoría de mexiquenses utilizando cubrebocas, decidió confeccionar algunos con las telas de sus vestidos, agregándoles un toque especial.
"Empezamos a innovar los cubrebocas para eventos sociales. Comenzamos con primeras comuniones, qué es lo que más nos están pidiendo; luego 15 años, y ya posteriormente las bodas".
Los diseños están basados en lo que pida la gente; en algunos casos llevan su imagen, y Matilde, junto con su equipo de trabajo, los hacen realidad.
"Los elaboramos, dependiendo de la pedrería, los encajes, las telas de las que están hechos los vestidos; comenzamos a elaborar, diseñar y fabricar los cubrebocas, y en algunas ocasiones vienen las personas con algún diseño especial para sus eventos, entonces se fabrica de todo".
Desde abril comenzó la magia en el taller de Matilde; las telas como shantu y razo se convirtieron en cubrebocas con flores, perlas, cuentas y pedrería.
"Seguimos fabricando, seguimos elaborando nuestros productos. Somos fabricantes ya con catorce años de experiencia en este ramo; de hecho, algunas personas ya no pudieron posponer sus eventos y con base en eso tuvieron la necesidad de buscar cubrebocas que no fueran los quirúrgicos ni en tonos azules ni comerciales, sino algo diferente para hacer de sus eventos algo especial".
Cada día, el local de Matilde, ubicado en el centro de la capital mexiquense, elabora 350 cubrebocas. Desde que iniciaron su producción, han fabricado más de 1 700. El costo de cada pieza va de 40, hasta 600 pesos, además de que su distribución ha llegado a Querétaro, Cieneguillas, Tenancingo y Carolina del Norte, E.U.
"De hecho, lo vimos porque éramos un equipo de 2 personas. Ya con esta nueva implementación de los cubrebocas, dimos empleo a otras dos personas, que nos ayudan a bordar y a trabajar".
La contingencia ha dejado una enorme huella entre los mexicanos y mexiquenses, pues el nuevo coronavirus ha cobrado la vida de miles de personas, pero nunca las ganas por salir adelante y encontrar una oportunidad ante la desgracia.