Desde los cinco años, Erick Hernández Morán soñó con representar a Jesús de Nazareth en el viacrucis de su delegación. Hoy, 24 años después, su sueño es una realidad por segundo año consecutivo, al interpretar el papel principal en la representación de Semana Santa en Capultitlán, una tradición con más de 100 años de historia.
“Desde niño jugábamos a la representación y yo siempre quería ser Jesús. Gracias a Dios esta es la segunda vez que me toca, en 2023 fue la primera, y ahora se da de nuevo en 2025, un año muy importante porque vivimos el jubileo”, compartió el joven de 29 años.
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Para dar vida al personaje, Erick se somete a un riguroso proceso de preparación física y espiritual. Cambia su estilo de vida, baja de peso y fortalece su resistencia, ya que el papel requiere no solo un compromiso emocional, sino también gran esfuerzo físico.
“Este papel implica mucha responsabilidad, respeto y trabajo espiritual. Físicamente es muy demandante. Representa algo muy importante para nuestro pueblo, con tradiciones muy arraigadas como la imagen de nuestro Padre Jesús y esta representación”, expresó.
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Erick combina esta pasión con su trabajo como enfermero en el Hospital de Ginecología y Obstetricia. Aunque las jornadas son agotadoras, su fe lo sostiene.
“Saliendo del hospital voy directo a los ensayos. En el primer año sentía mucha emoción y nervios. Ahora, aunque ya sé lo que se siente, hay más miedo, sobre todo por los golpes y todo lo que se vive ese día”, confesó.
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La representación implica un fuerte desgaste físico por las altas temperaturas, los golpes y la cruz que carga, que supera los 120 kilos.
“Hay momentos en los que ya no quieres seguir, pero ahí entra la parte espiritual. El sol, el ayuno, el peso de la cruz y los vestuarios de lana lo vuelven un verdadero reto”, relató.
Durante la Cuaresma, practica con cruces más ligeras para preparar su cuerpo. “Las cruz pesa más de 120 kilos. La arrastramos durante una hora y no llevamos nada en el hombro. Es un símbolo de respeto, perdón y fe”.
Este Viernes Santo, Erick portará la túnica blanca, huaraches y la corona de espinas, recorriendo las calles de Capultitlán mientras carga su cruz una vez más.