Todos los días, miles de mujeres sufren acoso en las calles, oficinas, transporte público, en sus hogares, en la escuela. Desde una mirada invasiva, un “piropo“ violento, hasta tocamientos y acorralamientos, el respeto queda atropellado y la integridad física, moral y psicológica, en tela de juicio.
Sin importar la vestimenta, las mujeres se sienten inseguras caminando, sin embargo, la denuncia está fuera de su realidad porque son actitudes que se han normalizado, y que incluso han encontrado herramientas en las redes sociales, donde incluso se puede acosar desde el anonimato.
Si bien no es una problemática exclusiva de las mujeres, es este género quien lo padece en cualquier ambiente y a cualquier hora de manera constante y dominante.
De acuerdo con la especialista en Estudios de Género, Karla Castañeda, el acoso se convierte en parte de la rutina de las mujeres desde los 4 años de edad, por lo que muchas de las víctimas se han acostumbrado a él.
Sin mecanismos para denunciar estos hechos y mucho menos redes de apoyo, las mujeres se convierten en víctimas de los deseos sexuales desde la primera infancia, por lo que en su vida adulta si un hombre las toca de manera indebida o les habla con un tono que devela deseo, no lo entienden como un delito, apuntó.
“Algo que pareciera tan normal o tan común, como es un piropo, un grito o un claxonazo, es acoso y lo hemos naturalizado. Todo se de da desde muy pequeñas, cuando empieza el hashtag de #MiPrimerAcoso nos dimos cuenta de que desde los cuatro, cinco años las niñas están siendo víctimas de acoso y abuso, y nos enseñan a sentirnos incómodas pero no decimos porque no nos van a creer porque es ‘normal’ y así crecemos, de ahí nace la tolerancia al acoso”.
Castañeda afirmó que este fenómeno de violencia se ha normalizado al punto de que las instituciones no generan mecanismos para visibilizarlo y que haya denuncias, pues las propias autoridades minimizan.
“Si vas a denunciar que alguien te gritó en la calle o te dio una nalgada, te piden que no los hagas perder el tiempo porque hay cosa más importantes, es decir, revictimizan a quien sufrió acoso, lo que abre el camino a otro tipo de agresiones físicas, porque los hombres saben que hay impunidad”.
Datos de la Secretaría de la Función Pública revelan que a nivel nacional se denuncian 25 mil casos anuales de acoso sexual en la oficina, sin embargo la cifra negra es altísima ya que se estima que solo el 40 por ciento denuncia, mientras que el 25 por ciento de las mujeres que alzan la voz, pierden su trabajo.
Cabe recordar que hace un mes salió el movimiento MeTooUAEMex para visibilizar el acoso y hostigamiento en la comunidad universitaria, mismo que acumuló más de 150 denuncias en contra de profesores y alumnos, sin embargo, ninguna de estas se efectuó ante la autoridad universitaria de manera formal.